lunes, 15 de octubre de 2012

CARMEN V DE CATULO

Vivamos y amemos, oh Lesbia mía,

y démosles menos valor que a un as

a las voces de los viejos severos.

Los astros pueden morir y volver;

muerta nuestra breve luz, deberemos

dormir una última noche perpetua.

Dame mil besos, seguidos de un ciento;

luego otros mil, luego un segundo ciento;

luego otros mil seguidos, luego un ciento.

Después, hechos ya muchísimos miles,

revolvámoslos, para no saber

ni nosotros, ni el malvado que mira

acechante, cuántos besos nos dimos

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