miércoles, 9 de diciembre de 2015

TEMA 4-A. EL TEATRO CLÁSICO EUROPEO. EL TEATRO ISABELINO EN INGLATERRA. SHAKESPEARE Y SU INFLUENCIA EN EL TEATRO UNIVERSAL.

Tras la caída del Imperio Romano, durante el largo período medieval, se produjo un olvido general del teatro clásico. Pero esto no quiere decir que el teatro desapareciera totalmente, ya que sobrevivió el espectáculo teatral o parateatro (bufones, acróbatas y juglares), que se manifestó bajo formas teatrales ligadas a las fiestas religiosas: Carnavales y Danzas de la Muerte.

El nacimiento del teatro medieval, al igual que ocurrió en el teatro griego, estuvo muy asociado al culto religioso. Hacia el s. X el arte teatral renace en el interior de las iglesias.  

Las primeras producciones teatrales son los dramas litúrgicos, nacidos en el interior de las iglesias, consistentes en una representación dialogada en latín que el clero añadía a los oficios sagrados. En el s. X se documenta en Francia un drama litúrgico escrito en latín titulado Quem quaeritis?, donde un ángel dialoga con tres mujeres que visitan el sepulcro de Cristo. Paulatinamente la lengua latina es sustituida por la vulgar, con lo que se facilita el acceso del gran público al mensaje doctrinal. 

A partir del s. XIII se desarrollan dos modalidades de teatro religioso: los milagros, basados en historias piadosas en las que la Virgen o los santos intervienen milagrosamente para salvar a un devoto; y los misterios, inspirados en episodios bíblicos, especialmente en acontecimientos de la vida y muerte de Cristo.

Con el paso del tiempo tuvo lugar un proceso de secularización en el cual los dramas furon acercándose a la calle: primero pasaron a los atrios de los templos; después, a las plazas de los pueblos. Con esta desvinculación del marco de la iglesia por parte del teatro, fue posible el surgimiento de nuevas fórmulas teatrales de carácter profano, con un fuerte contenido cómico, cuya finalidad era la de divertir. La culminación de este proceso se da en el siglo XV con los siguientes subgéneros dramáticos: las moralidades, piezas cómicas de intención moralizante donde se ridiculizan los vicios de la humanidad por medio de personajes alegóricos; las farsas, pequeñas comedias de costumbres, cuya única intención es hacer reír; y el teatro cortesano, desarrollado en la segunda mitad del siglo XV.

 

EL TEATRO EUROPEO DE LOS SIGLOS XVI Y XVII



A partir del siglo XVI vamos a encontrar un desarrollo paralelo del teatro en distintos países europeos:  de las formas dramáticas medievales, religiosas o profanas, se pasa, de una parte, a manifestaciones de teatro popular (farsas, enredos novelescos o improvisaciones) y, de otra, a las formas de teatro culto:

1. En Inglaterra y España, el teatro popular es dignificado por Lope y Shakespeare, y triunfa sobre el teatro culto, cortesano.

2. En Francia será el teatro cortesano y de moldes clásicos será el que triunfe a partir de 1630.

3. La gran aportación italiana al teatro es la commedia dell’ arte. Surgida en la Italia del siglo XVI, se trata de un género de teatro popular en el que, sobre un breve guión, los actores improvisan. De tono satírico e irreverente, sus antecedentes se encuentran en las comedias griegas de Aristófanes y Menandro y las latinas de Plauto y Terencio. El elemento carnavalesco se aprecia en la utilización de máscaras, lo que proporciona una gran importancia a la expresión corporal de los actores. La commedia dell ´arte era un teatro coral en el que no había protagonistas indiscutibles. Presentaba una galería de arquetipos con unas características propias e intransferibles: Arlequín (gracioso que enreda la trama), Polichinela (gracioso que pretende hablar culto y habla sin sentido), el Capitán (fanfarrón, con actitud de conquista hacia las mujeres que acaba siendo objeto de burla), los enamorados... Este tipo de teatro popular y ambulante influyó en grandes autores europeos, como Molière, en Francia; Lope de Vega, en España; y Shakespeare, en Inglaterra.

      
                       
1. EL TEATRO ISABELINO EN INGLATERRA.

Dado que el Renacimiento se desarrolló en Inglaterra más tarde que en el resto de Europa, las manifestaciones literarias medievales se prolongaron hasta bien entrado el siglo XVI. El teatro no fue una excepción y durante la primera mitad de este siglo predominó un teatro religioso de procedencia medieval. Sin embargo, como también ocurrió en España, se fueron abriendo paso poco a poco un teatro cortesano, que se representaba en las Universidades, y un teatro popular. Este último sería el que acabaría triunfando y dando lugar al teatro isabelino inglés, que cubre las dos últimas décadas del siglo XVI y casi toda la primera mitad del siglo XVII. La denominación se debe a que se gestó durante el reinado de Isabel I (1559-1603), aunque también se extendió a los reinados de Jacobo I (1603-1625) y de Carlos I (1625-1649).

A. LOS TEATROS Y EL PÚBLICO

El teatro popular inglés comenzó a representarse en escenarios improvisados, como los patios de posadas, a los que acudía un público variopinto. Pero al iniciarse el ciclo isabelino ya existían lugares expresamente construidos para las representaciones teatrales. Los más importantes se edificaron en las proximidades de Londres, ya que el teatro estaba prohibido dentro de la ciudad. Especialmente destacados fueron The Swan, de forma circular, y The Globe, de forma hexagonal. Estas formas permitían que la mayor parte del público se distribuyera en el patio central del edificio, al aire libre, en torno del escenario, que ocupaba parcialmente lo que hoy sería el patio de butacas. Las representaciones se hacían solo en las temporadas de clima benigno.
Del mismo modo que en los corrales de comedias españoles, el público de estos teatros estaba integrado por gente de toda condición, con un predominio del estamento popular, por lo que sus gustos, al margen de los preceptos clasicistas, se imponían. Era un público que reclamaba diversión y emoción, y a estas exigencias se entregaron sin resistencia todos los autores.

                                

B. CARACTERÍSTICAS DEL TEATRO ISABELINO

Aspecto actual del teatro The Globe, en Londres.
1. Se transgreden las unidades aristotélicas de lugar, tiempo y acción.
2.  Se mezcla la tragedia con la comedia.
3. Se mezclan, igualmente, los personajes nobles con los plebeyos.
4.  En una misma obra pueden alternar el verso y la prosa.
5. Circunscritas al drama o a la tragedia, merece especial atención la creación de piezas de tema histórico, que generaron un apasionado interés por el pasado, a menudo agitado y violento, de Inglaterra.




C. PRINCIPALES AUTORES

A causa del interés del público por la renovación constante de las novedades teatrales, sería muy extensa la nómina de autores que se podrían citar. En cuanto a la autoría de las obras, es difícil atribuirla con seguridad en un número elevado de ellas, porque con frecuencia una misma pieza podía ser escrita por varios autores; además, era frecuente que una obra fuera refundición de otra anterior, ya que no existía una conciencia arraigada de la propiedad sobre la creación dramática.

Thomas Kyd (1558-1594): fue uno de los primeros representantes del teatro isabelino. A él se debe una de las obras que marcaron el camino de la "tragedia de venganza", la "Tragedia española", que pudo ser la base para que Shakespeare escribiera "Hamlet".

Christopher Marlowe (1564-1593): en cuya biografía se encuentran muchos puntos oscuros y misteriosos (episodios de espionaje, muerte violenta no del todo esclarecida...), fue quizá el mejor dotado de los dramaturgos anteriores a Shakespeare. Destaca, sobre todo, por su "Tragedia del doctor Fausto" (1558), primera versión teatral de la leyenda alemana que siglos después Goethe elevaría  a la categoría de mito. Siguieron a esta obra "El judío de Malta" y "Eduardo II", que sirvieron a Shakespeare para la composición de "El mercader de Venecia" y "Ricardo II".

Benjamin Jonson (1572-1637): fue amigo de Shakespeare y actor como él. Alternó la poesía y el teatro: como poeta fue laureado en fecha imprecisa, y como dramaturgo triunfó en los teatros durante más de veinte años, especialmente como autor de comedias. A este género pertenece su obra más destacada, "Volpone", de tema misantrópico, una obra maestra del humor.


WILLIAM SHAKESPEARE



De la vida de uno de los más grandes genios que ha dado la literatura universal no son muchos los datos seguros que se poseen. Nació en Stratford-on-Avon en 1564, hijo de un comerciante acomodado. Poco se sabe de su formación académica, lo más probable es que realizara estudios primarios en la escuela de su ciudad y que la abandonara pronto para trabajar como aprendiz de algún oficio. Se sabe que se casó a los 18 años y que pronto se vio con tres hijos. Durante años su pista se esfuma y reaparece en Londres en 1592, cuando comenzó a ser conocido como actor y autor. Formó parte de varias compañías teatrales, incluida la más importante de ellas, protegida por Lord Chamberlain. Sus éxitos se sucedieron y pronto alcanzó una posición económica desahogada, hasta el punto de que en 1599 ya había creado su propia compañía, con la que se instaló en el teatro The Globe. Durante estos primeros años, en Londres, se dedicó especialmente al drama histórico y a la comedia, en ocasiones refundiendo obras de otros autores coetáneos o tomando como punto de partida obras de otras épocas y literaturas.
El cambio de siglo fue un punto de inflexión en la producción de Shakespeare. Su obra abandonó el tono cómico y se adentró en terrenos sombríos y de una profundidad sobrecogedora. Fue la etapa de sus más grandes tragedias (Hamlet, Otelo, El rey Lear, Macbeth). Solo Romeo y Julieta, tragedia igualmente grandiosa, fue creada en su etapa anterior.
Pasados unos años volvió a dar un giro en su carrera, regresando a la comedia. Su última obra, La Tempestad, que figura también entre sus mejores creaciones, es de 1611.
De todo este tiempo, en el que Shakespeare daba al teatro algunas de las más importantes obras de la historia, se ignoran los detalles íntimos de su vida. Sí se sabe que en los últimos años vivió retirado en su ciudad natal, donde había adquirido importantes propiedades. Murió el 23 de abril de 1616.


EL TEATRO DE SHAKESPEARE
 

Las 37 obras que conforman la producción dramática de Shakespeare constituyen tal vez el legado más impresionante de las letras inglesas. Su singularidad no se debe, sin embargo, a los planteamientos y los esquemas con que construía sus obras (para los que asumió las directrices que impuso el teatro isabelino), ni a la originalidad de las historias que abordaba, tomadas la mayoría de obras anteriores. Su grandeza hay que buscarla en:

a) Su estilo es asombrosamente rico: el dominio extraordinario de la lengua inglesa que el autor muestra le permite abarcar con maestría desde la expresión más exquisita y sublime hasta el gracejo del habla popular.


b) Tan potente riqueza estilística se puso al servicio de una aguda capacidad para impulsar los resortes de la emoción, de manera que el espectador no puede permanecer indiferente ante las palabras de sus personajes.


c) Elevó a sus criaturas a la categoría de personajes universales, al encarnar las pasiones más arrebatadoras (amor, celos, envidia, ambición...), pero sin someterlos al corsé deshumanizador de los prototipos.


d) Particularmente valiosa es su concepción del personaje cómico (clown) como contrapunto de los personajes más graves. Si en otros autores este personaje sirve para poner la nota cómica y aliviar la tensión de las situaciones dramáticas, en Shakespeare adquiere otra dimensión: sus intervenciones, sin perder el tono irónico, alcanzan en ocasiones auténtica hondura filosófica, de modo que el humor es con frecuencia más amargo que burlesco y la tensión dramática no se aligera, sino que se refuerza. 
 

LAS COMEDIAS

Fotograma de la película “El sueño de una noche de verano” (Max Reinhardt, 1935) 

El enredo de raíz clásica (Plauto, Terencio) e italiana fue el punto de partida para la creación de las comedias de Shakespeare. En ellas el autor estudia todas las clases sociales, por lo que constituyen un reflejo de la sociedad. Sin embargo, sus personajes están lejos de ser meros estereotipos, sino criaturas de carne y hueso perfectamente individualizadas. Sin pretender ser aleccionadoras, de sus comedias se infieren los peligros de las actitudes nocivas, pero siempre se resuelven felizmente.

Son buena muestra de todo ello las comedias de la primera etapa del autor, entre las que destacamos La comedia de las equivocaciones, El mercader de Venecia, La fierecilla domada, Sueño de una noche de verano, Las alegres comadres de Windsor. Aunque predomina en las comedias el tono burlesco, algunas de ellas se tiñen de gravedad y melancolía. Es lo que se observa en las que escribió en la misma época de sus grandes tragedias: A buen fin no hay mal principio, Medida por medida.  De su última estapa destaca La Tempestad, en la que la fantasía y la magia colman de lirismo una obra optimista y serena.


LAS OBRAS HISTÓRICAS
 

Una de las fuentes principales en el desarrollo del teatro isabelino fue la propia historia de Inglaterra. El pueblo inglés, que vivía con el reinado de Isabel I una relativa situación de paz, reclamaba con verdadero entusiasmo ahondar en el pasado cruento y belicoso de su país. Shakespeare no fue insensible a esta demanda y escribió diez piezas históricas, entre dramas y tragedias, la mayoría durante la última década del siglo XVI:  Enrique IV, Ricardo III, Ricardo II, etc. El interés de estas obras no radica ya en las circunstancias o los episodios concretos del pasado, sino en la pasión con que se presentan las ambiciones humanas, relacionadas con el poder.

LAS OBRAS ROMANAS

 

Los entresijos del poder también fueron sondeados por Shakespeare en la historia de Roma. Tampoco interesa aquí lo puramente histórico, sino la profundización en los conflictos internos de los personajes. La tiranía, la justicia, el deber patriótico son algunos de los temas sobre los que reflexiona el autor en estas obras, en ocasiones sacudidas por un vendaval de violencia: Tito Andrónico, Julio César...

LAS GRANDES TRAGEDIAS

Es en la tragedia donde el genio de Shakespeare se muestra con mayor brillantez. Este género, también, es el que le ha granjeado la máxima gloria. Son innumerables las versiones teatrales y adaptaciones cinematográficas que se han hecho de sus grandes tragedias. La creación de estas obras se concentra en unos pocos años. Salvo Romeo y Julieta, escrita en su primera época (1597), las tragedias más sobresalientes fueron creadas entre 1601 y 1606. En ellas, Shakespeare suele combinar verso y prosa, y en su lenguje caben desde la expresión más exquisita hasta el registro más vulgar.

Hamlet, probablemente la obra de teatro más representada de todos los tiempos, fue escrita en varias versiones entre 1601 y 1606. Representa la lucha interna de un joven desgarrado ante el descubrimiento del mundo podrido que le toca vivir. Hamlet, el hijo del difunto rey de Dinamarca, ha caído en la melancolía tras la muerte de su padre. Su madre se ha casado con Claudio, el nuevo rey, tío de Hamlet y hermano del rey muerto. Una noche, Hamlet ve el espectro de su padre, quien le cuenta que ha sido asesinado por Claudio para llegar a ser rey y desposar a su madre. A Hamlet le corresponde la venganza del asesinato, pero se angustia ante la acción y busca excusas para posponer la venganza. Se finge loco a fin de que en la corte no se sospeche lo que trama. Finalmente su madre muere envenenada con el vaso de vino emponzoñado que estaba destinado a su hijo, Claudio es asesinado por Hamlet en un duelo a espada y Hamlet también perece, herido por la punta envenenada del florete de su tío.

Otelo, el moro de Venecia, fue escrita hacia 1603. Desarrolla el tema del poder destructivo de los celos. Otelo, recién casado con Desdémona, es enviado a Chipre como nuevo embajador veneciano. Hasta allí se traslada con su esposa y algunos oficiales a su cargo. Entre ellos está Yago, que siembra en Otelo la sospecha de la infidelidad de su esposa, inocente y ajena a las manipulaciones que contra ellos se traman. El protagonista, víctima de unos celos irrefrenables y de la confianza depositada en Yago, se cree las acusaciones contra Desdémona y se desencadena la tragedia. Muerta Desdémona a manos de su esposo, se descubre la oscura trama y Otelo se quita la vida. Frente a la compasión que despiertan Desdémona y, en cierta medida, Otelo, destaca la configuración del personaje de Yago, que ha pasado a la historia como símbolo de la manipulación diabólica.

El rey Lear, escrita hacia 1605, es probablemente la tragedia de mayor alcance moral, ya que en ella se dirimen, en un sentido amplio, las grandes fuerzas que mueven el mundo, el Bien y el Mal. Este tema se concreta en la historia de Lear, el rey que, en el reparto de su reino, comete una evidente injusticia con Cordelia, la menor de sus tres hijas. En el desarrollo de la obra asistimos a la ingratitud de las dos hijas favorecidas y a la fidelidad amorosa de la hija perjudicada que, no obstante su desprendimiento y generosidad desmedidos, es finalmente incapaz de rescatar a su padre del desenlace trágico. Este es provocado por su propia injusticia inicial y por el terrible abandono a que lo abocan las hijas ingratas, movidas por la ambición. El progresivo deterioro del rey desemboca en la locura. Durante la obra, el conflicto entre el Bien y el Mal se manifiesta en la oposición entre otros conceptos: fidelidad e ingratitud, amor y odio, lucidez y locura. Especial interés tiene el personaje del bufón, que desde su posición de loco profesional, es capaz de proferir las más profundas verdades con un lenguaje extrano rayano en el surrealismo.

Macbeth, de 1606, trata como tema principal la ambición desmedida y sus consecuencias nefastas. Macbeth, servidor y primo del rey Duncan, concibe a partir de unas profecías la  posibilidad de llegar a reinar algún día. Instigado por su esposa, lady Macbeth, asesina al rey, a quien debe lealtad y gratitud, y comienza una espiral de horrendos crímenes para asegurar que nada se opondrá a sus ambiciosos planes. Ligados al tema de la ambición  aparecen de este modo los temas de la traición y la desleltad. Los planes de Macbeth se truncan cuando malinterpreta nuevas profecías y es aniquilado por personajes sedientos de venganza y justicia. Previamente, lady Macbeth ha sido derrotada por sus propios remordimientos. Junto al tono general de horror y espanto, destaca en Macbeth la presencia de lo fantástico y lo sobrenatural.  

sábado, 31 de octubre de 2015

TEMA 1. Contexto general del Renacimiento. Los cambios del mundo y la nueva visión del hombre

TEMA 1. CONTEXTO GENERAL. LOS CAMBIOS DEL MUNDO Y LA NUEVA VISIÓN DEL HOMBRE.


Conocemos como Renacimiento el período de la historia europea que comprende, fundamentalmente, el siglo XVI, aunque no se pueden establecer con exactitud sus límites cronológicos, ya que estos varían en los diferentes países en que se desarrolló. Por ejemplo, muchos rasgos del Renacimiento nacen ya en la Italia del siglo XIV; en cambio, es tardío en Inglaterra, donde se inicia bien entrado el siglo XVI.
El Renacimiento supuso una nueva forma de concebir el mundo. Fue una etapa de cambios profundos en numerosos ámbitos de la vida: política, economía, religión, cultura, arte, ciencia, etc. Todas estas transformaciones fueron paralelas al desarrollo del Humanismo, movimiento que reforzó el cambio de mentalidad al situar al individuo en una posición de dignidad dentro de un mundo que pretendía conocer y disfrutar (se pasa del teocentrismo medieval al antropocentrismo renacentista). Los humanistas entienden que solo en la época clásica el hombre había sido la medida de todas las cosas y en él se centraban las manifestaciones de la cultura; de ahí que se apliquen a la tarea de recuperar y propagar a los autores clásicos, a los que toman como modelos. Se fomenta el aprendizaje del latín y del griego y, a la vez, se propugna la dignificación de las lenguas vulgares. Fueron destacados humanistas Francesco Petrarca, Elio Antonio de Nebrija y Francisco Sánchez de las Brozas.

CARACTERÍSTICAS HISTÓRICAS Y FILOSÓFICAS.

1. En lo político, se debilita el sistema feudal, característico de la Edad Media. El debilitamiento de la nobleza rural se corresponde con un fortalecimiento del poder real: surgen así monarquías fuertemente autoritarias y se crean los grandes Estados modernos.

2. Crecen las ciudades y se afianza la clase burguesa, de modo que se potencian las actividades industriales y comerciales, y cobra gran importancia el dinero como valor de cambio. Paulatinamente la nobleza, al entrar en crisis el sistema feudal, se va haciendo cortesana.

3. La inquietud intelectual y el ansia por comprender los secretos del mundo incentivan el desarrollo de la ciencia. Se estudia el cuerpo humano y se escruta el Universo: al Renacimiento corresponden el descubrimiento de la circulación de la sangre por Miguel Servet y los estudios astronómicos de Copérnico y Galileo.

4. Se propagan las herejías y adquieren enorme fuerza los movimientos religiosos reformadores, como los encabezados por el holandés Erasmo de Rotterdam y el alemán Martín Lutero.

5. La cultura recibe un fuerte impulso con la invención de la imprenta (siglo XV), la cual propicia la difusión de las nuevas ideas y facilita la alfabetización. En consonancia con el desarrollo del Humanismo, se instauran en las Universidades los studia humanitatis (gramática, retórica, poética, filosofía, moral e historia), acabándose así con el sistema educativo medieval, de base eminéntemente escolástica.

6. El arte renacentista desarrolla una estética basada en el Neoplatonismo, según el cual el mundo es bello porque refleja la belleza de Dios. El amor a la belleza hace al hombre partícipe de la obra divina, es un adelanto en la Tierra de los gozos que nos aguardan en el Cielo. Esta búsqueda de la belleza natural explica las características principales del arte del XVI: equilibrio, armonía, orden, claridad, idealización. En el estilo se busca la "naturalidad artificiosa": un modelo de lengua culto y cuidado, pero sin exceso ornamental ni afectación.

7. La inquietud del hombre renacentista, junto con el desarrollo del comercio, logra ensanchar las fronteras geográficas. El siglo XVI es la época de los grandes viajes que permiten diseñar un nuevo mapa del mundo: el descubrimiento de América, la exploración de las costas atlánticas e índicas de África, la primera vuelta al mundo completa, los descubrimientos y exploraciones de las islas del Pacífico, etc.

CARACTERÍSTICAS ESTÉTICAS Y LITERARIAS

El interés por el mundo clásico despertó en el terreno estético la admiración por las obras de la Antigüedad grecorromana. Por ello, se impuso un deseo de retornar, en todas las artes, a los modelos clásicos para alcanzar el ideal de belleza basado en los principios de la racionalidad, la funcionalidad, la claridad y la simetría. En el terreno literario, el Renacimiento supuso la recuperación de los grandes autores clásicos, como Virgilio, Horacio y Ovidio, ya conocidos en la Edad Media, pero ahora a partir de ediciones mucho más rigurosas  y fiables de sus textos.
Las principales características de la literatura renacentista son consecuencia de la admiración por los autores clásicos:
a) Análisis subjetivo del amor: El sentimiento amoroso es objeto de un minucioso análisis, relacionado con el interés de la época por los asuntos humanos. Frente a la concepción del amor de la tradición cortés provenzal, feudal y aristocrática, surge un nuevo concepto basado en la filosofía neoplatónica cuyos rasgos básicos se resumen en tres aspectos:
   1. La amada es presentada como un ser perfecto y angelical (donna angelicata) cuya belleza física es un reflejo del orden divino.
   2. El amor es idealizado como un fin en sí mismo. No se persigue evolucionar en las fases del acercamiento amoroso, como en el amor cortés, ni tampoco se aspira a recibir ninguna recompensa por parte de la dama.
   3. Quien ama se ennoblece espiritualmente, es poseedor de un cor gentil, por ser virtuoso, generoso y capaz de amar y no por pertenecer a la nobleza, a diferencia del fuerte componente aristocrático del amor cortés.
b) Idealización de la Naturaleza: El sentimiento amoroso se desarrolla en un marco natural idealizado, un locus amoenus inspirado en las Églogas de Virgilio. La perfección de este marco natural de las relaciones amorosas refleja también el orden del universo.
c) Abundancia de referencias mitológicas: Las historias de los dioses paganos del panteón grecorromano se usan como tema de la obra en sí misma, pero también como modo de reflejar de manera simbólica el sentimiento del poeta. La principal fuente de referencia son las Metamorfosis de Ovidio.
d) Recuperación de géneros clásicos como la oda, la égloga, la elegía y la epístola.
e) Enriquecimiento de las lenguas romances gracias al mayor conocimiento del latín clásico, de modo que llegan a convertirse en lenguas literarias elegantes y naturales. 

En resumen, el Renacimiento es un periodo decisivo en la historia de la humanidad marcado por un redescubrimiento de la importancia del individuo en una sociedad que ya no se explica exclusivamente por la fe. En el siglo XVI comenzamos a confiar en las posibilidades de la razón humana, pues el mundo ya no es un mero lugar de tránsito al que venimos a padecer, sino un lugar repleto de posibilidades para el placer y el deleite.

TEMA 3. RENACIMIENTO Y CLASICISMO. LA NARRACIÓN EN PROSA: BOCCACCIO. MONTAIGNE Y EL NACIMIENTO DEL ENSAYO

I. CONTEXTO GENERAL. LOS CAMBIOS DEL MUNDO Y LA NUEVA VISIÓN DEL HOMBRE

Conocemos como Renacimiento el período de la historia europea que comprende, fundamentalmente, el siglo XVI, aunque no se pueden establecer con exactitud sus límites cronológicos, ya que estos varían en los diferentes países en que se desarrolló. Por ejemplo, muchos rasgos del Renacimiento nacen ya en la Italia del siglo XIV; en cambio, es tardío en Inglaterra, donde se inicia bien entrado el siglo XVI.
El Renacimiento supuso una nueva forma de concebir el mundo. Fue una etapa de cambios profundos en numerosos ámbitos de la vida: política, economía, religión, cultura, arte, ciencia, etc. Todas estas transformaciones fueron paralelas al desarrollo del Humanismo, movimiento que reforzó el cambio de mentalidad al situar al individuo en una posición de dignidad dentro de un mundo que pretendía conocer y disfrutar (se pasa del teocentrismo medieval al antropocentrismo renacentista). Los humanistas entienden que solo en la época clásica el hombre había sido la medida de todas las cosas y en él se centraban las manifestaciones de la cultura; de ahí que se apliquen a la tarea de recuperar y propagar a los autores clásicos, a los que toman como modelos. Se fomenta el aprendizaje del latín y del griego y, a la vez, se propugna la dignificación de las lenguas vulgares. Fueron destacados humanistas Francesco Petrarca, Elio Antonio de Nebrija y Francisco Sánchez de las Brozas.

CARACTERÍSTICAS HISTÓRICAS Y FILOSÓFICAS.

1. En lo político, se debilita el sistema feudal, característico de la Edad Media. El debilitamiento de la nobleza rural se corresponde con un fortalecimiento del poder real: surgen así monarquías fuertemente autoritarias y se crean los grandes Estados modernos.

2. Crecen las ciudades y se afianza la clase burguesa, de modo que se potencian las actividades industriales y comerciales, y cobra gran importancia el dinero como valor de cambio. Paulatinamente la nobleza, al entrar en crisis el sistema feudal, se va haciendo cortesana.

3. La inquietud intelectual y el ansia por comprender los secretos del mundo incentivan el desarrollo de la ciencia. Se estudia el cuerpo humano y se escruta el Universo: al Renacimiento corresponden el descubrimiento de la circulación de la sangre por Miguel Servet y los estudios astronómicos de Copérnico y Galileo.

4. Se propagan las herejías y adquieren enorme fuerza los movimientos religiosos reformadores, como los encabezados por el holandés Erasmo de Rotterdam y el alemán Martín Lutero.

5. La cultura recibe un fuerte impulso con la invención de la imprenta (siglo XV), la cual propicia la difusión de las nuevas ideas y facilita la alfabetización. En consonancia con el desarrollo del Humanismo, se instauran en las Universidades los studia humanitatis (gramática, retórica, poética, filosofía, moral e historia), acabándose así con el sistema educativo medieval, de base eminéntemente escolástica.

6. El arte renacentista desarrolla una estética basada en el Neoplatonismo, según el cual el mundo es bello porque refleja la belleza de Dios. El amor a la belleza hace al hombre partícipe de la obra divina, es un adelanto en la Tierra de los gozos que nos aguardan en el Cielo. Esta búsqueda de la belleza natural explica las características principales del arte del XVI: equilibrio, armonía, orden, claridad, idealización. En el estilo se busca la "naturalidad artificiosa": un modelo de lengua culto y cuidado, pero sin exceso ornamental ni afectación.

7. La inquietud del hombre renacentista, junto con el desarrollo del comercio, logra ensanchar las fronteras geográficas. El siglo XVI es la época de los grandes viajes que permiten diseñar un nuevo mapa del mundo: el descubrimiento de América, la exploración de las costas atlánticas e índicas de África, la primera vuelta al mundo completa, los descubrimientos y exploraciones de las islas del Pacífico, etc.

CARACTERÍSTICAS ESTÉTICAS Y LITERARIAS.

El interés por el mundo clásico despertó en el terreno estético la admiración por las obras de la Antigüedad grecorromana. Por ello, se impuso un deseo de retornar, en todas las artes, a los modelos clásicos para alcanzar el ideal de belleza basado en los principios de la racionalidad, la funcionalidad, la claridad y la simetría. En el terreno literario, el Renacimiento supuso la recuperación de los grandes autores clásicos, como Virgilio, Horacio y Ovidio, ya conocidos en la Edad Media, pero ahora a partir de ediciones mucho más rigurosas  y fiables de sus textos.
Las principales características de la literatura renacentista son consecuencia de la admiración por los autores clásicos:
a) Análisis subjetivo del amor: El sentimiento amoroso es objeto de un minucioso análisis, relacionado con el interés de la época por los asuntos humanos. Frente a la concepción del amor de la tradición cortés provenzal, feudal y aristocrática, surge un nuevo concepto basado en la filosofía neoplatónica cuyos rasgos básicos se resumen en tres aspectos:
   1. La amada es presentada como un ser perfecto y angelical (donna angelicata) cuya belleza física es un reflejo del orden divino.
   2. El amor es idealizado como un fin en sí mismo. No se persigue evolucionar en las fases del acercamiento amoroso, como en el amor cortés, ni tampoco se aspira a recibir ninguna recompensa por parte de la dama.
   3. Quien ama se ennoblece espiritualmente, es poseedor de un cor gentil, por ser virtuoso, generoso y capaz de amar y no por pertenecer a la nobleza, a diferencia del fuerte componente aristocrático del amor cortés.
b) Idealización de la Naturaleza: El sentimiento amoroso se desarrolla en un marco natural idealizado, un locus amoenus inspirado en las Églogas de Virgilio. La perfección de este marco natural de las relaciones amorosas refleja también el orden del universo.
c) Abundancia de referencias mitológicas: Las historias de los dioses paganos del panteón grecorromano se usan como tema de la obra en sí misma, pero también como modo de reflejar de manera simbólica el sentimiento del poeta. La principal fuente de referencia son las Metamorfosis de Ovidio.
d) Recuperación de géneros clásicos como la oda, la égloga, la elegía y la epístola.
e) Enriquecimiento de las lenguas romances gracias al mayor conocimiento del latín clásico, de modo que llegan a convertirse en lenguas literarias elegantes y narutales. 

En resumen, el Renacimiento es un periodo decisivo en la historia de la humanidad marcado por un redescubrimiento de la importancia del individuo en una sociedad que ya no se explica exclusivamente por la fe. En el siglo XVI comenzamos a confiar en las posibilidades de la razón humana, pues el mundo ya no es un mero lugar de tránsito al que venimos a padecer, sino un lugar repleto de posibilidades para el placer y el deleite.


II. PROSA RENACENTISTA DE FICCIÓN

En el Renacimiento la prosa de ficción va llegando al final de un largo proceso de evolución que, desde la novela griega de época helenística, desembocará en la novela moderna.

A lo largo del siglo XVI la prosa narrativa se convierte en un género con gran aceptación. Del siglo XV proceden dos modelos narrativos que continúan estando vigentes en pleno Renacimiento: los libros de caballerías (textos fantásticos sobre las hazañas de un caballero andante, como Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo) y las novelas sentimentales, que en esta época adquieren un gran éxito (Cárcel de amor, de Diego de San Pedro).

Ya en la segunda mitad del siglo XVI se desarrollaron nuevas formas de la narrativa renacentista; entre ellas destacan las siguientes manifestaciones:

a) La novela pastoril se centra en el relato de historias amorosas entre pastores. Esta temática, desarrollada también en otros géneros por influencia de la literatura italiana, sigue el tópico horaciano del beatus ille o concepción del ambiente natural como representación de una sociedad perfecta y de una vida idílica, ajena a los problemas del momento. Entre las obras más representativas de este género destacan La Arcadia de Sannazaro, Los siete libros de la Diana de Jorge de Montemayor, La Galatea de Cervantes o la Arcadia de Lope de Vega.

b) La novela bizantina (o de aventuras) tiene su origen en la literatura griega. En este tipo de narraciones se relatan historias amorosas entre personajes de alto linaje que se interrumpen por sucesos que separan a los protagonistas (viajes, raptos...) y que los someten a un obligado peregrinaje que termina con su reencuentro. Destaca Persiles y Sigismunda de Miguel de Cervantes.

c) La novela morisca se basa en el relato de las batallas y la convivencia entre musulmanes y cristianos. Entre las obras más importantes de la época está la anónima Historia del Abencerraje y de la hermosa Jarifa.

d) La narración breve es un género que, aunque también está relacionado con la tradición de los exempla, surge influido por la literatura italiana, especialmente por la obra de autores como Boccaccio. El Patrañuelo, una colección de breves narraciones de Joan Timoneda, es la obra española más destacada del siglo XVI en este tipo de prosa.

e) La novela picaresca. Este tipo de narrativa, iniciada por el Lazarillo, forma parte de la tendencia realista de la prosa del XVI. En el último año del XVI se publica Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. Ambas obras constituirán modelos para las manifestaciones de este género en el siglo siguiente.











 

GIOVANNI BOCCACCIO: DECAMERÓN

Boccaccio es, junto con Dante y Petrarca, uno de los padres de la literatura italiana. Nació en 1313 y fue hijo natural de un rico mercader. Pasó su infancia en Florencia y, siendo aún adolescente, su padre lo envió a Nápoles para que aprendiera el oficio mercantil. Debido a su escaso interés por este trabajo, comenzó a estudiar Derecho Canónico, pero tampoco le atrajo esa nueva carrera. Su verdadera vocación la encontró en el estudio de las letras, a las que consagró el resto de su vida. Siendo aún muy joven, se enamoró y fue amante de una dama napolitana, cuya identidad se desconoce y que prodría haberle inspirado el personaje de Fiammetta.

Tras su regreso a Florencia, compaginó su dedicación a la literatura con el desempeño de cargos diplomáticos. Viajó con frecuencia por Italia y por la Provenza. Entre las amistades que cultivó durante sus viajes con los escritores de su tiempo, destaca la que mantuvo con Petrarca. Vivió sus últimos años en Certaldo, localidad próxima a Florencia donde se entregó a la meditación religiosa. Allí murió en 1375.

Boccaccio escribió numerosas obras en italiano y algunas en latín. Entre las primeras merecen destacarse las siguientes:

1.  El Filocolo, una muestra temprana de novela bizantina.

2. El Filostrato, escrita en verso narrativo. En este libro, escrito en clave literaria y con un argumento mitológico, el autor parece dar cuenta de sus amores con Fiammetta.

3. El Corbacho, invectiva contra el género femenino inscrita en la tradición europea de literatura misógina.

4. El Decamerón
Contexto histórico:
Se sitúa en la Florencia de 1348, una fecha aciaga para la ciudad, pues fue asolada por la peste que se extendía por Europa. Los muertos son tan numerosos que apenas da tiempo a enterrarlos. Se abren fosas comunes, se aprovechan los ataúdes para meter varios cuerpos a la vez, las ceremonias religiosas se multiplican inútilmente y el horror invade las calles y la vida cotidiana de la gente. Florencia pierde la mitad de su población y la sospecha de que la epidemia es un castigo de Dios por la maldad de los hombres vuelve aún más lúgubre la atmósfera de desolación que rodea a los que sobreviven. Pero pasan los meses y, paradójicamente, los efectos de la peste resultan vivificadores para el conjunto de la ciudad. La Iglesia pierde parte de su prestigio, y la disminución de la población y la ruina de las familias importantes crea nuevas oportunidades a la clase baja. La demanda de todo tipo de servicios contribuye al crecimiento de banqueros, mercaderes y artesanos hábiles, por lo que en poco tiempo la ciudad se transforma en un hervidero de vida.
Esta es la Florencia en que vive Boccaccio cuando escribe el Decamerón. Han pasado dos años desde el final de la peste y todo anuncia el surgimiento de una nueva concepción de la vida, que rechaza la primacía de lo religioso. El tema central de el Decamerón es lo humano. Pero no lo humano idealizado, reflejo de un orden superior, sino el ser humano real, con sus virtudes y sus defectos. Y por encima de todo, el hombre animado por el deseo.
Historia-marco
En el comienzo del libro Boccaccio nos cuenta cómo un grupo de jóvenes damas coincide en una iglesia. Son siete, y deciden dirigirse a una de sus posesiones campestres a fin de huir del horror de la peste que las rodea. Tres apuestos varones se ofrecen a acompañarlas, y juntos abandonan la ciudad para refugiarse en una villa de las afueras. Se preguntan entonces qué harán con su tiempo, y acuerdan contarse historias. De esta manera, cada día uno de ellos será el rey o reina de los otros y les encargará el tema sobre el que deben versar sus cuentos, lo que supone un total de cien relatos o novelas. Pero si lo que importa es ese cuerpo central, esa rueda de cien cuentos, ¿por qué Boccaccio elige el marco tenebroso de una peste para ponerla en marcha? Algo así sucede en las Mil y una noches, donde Sherezade cuenta sus historias en la alcoba de su verdugo. En ambas obras el tiempo que se roba a la muerte que espera a los personajes es el tiempo del relato. Sherezade le dice al sultán que tendrá una nueva historia si le concede un día más. Es el mismo tiempo que las damas y los caballeros del Decamerón tratan de ganar con sus relatos. Así, contar es conseguir de la vida un día más para seguir en el mundo contemplando su locura y su belleza.
Puntos de vista y estructura narrativa:
El Decamerón se desarrolla en un complejo juego de niveles narrativos:
En el primer nivel, un narrador general en tercera persona relata el contexto en el que tienen lugar los hechos de la obra (la epidemia de peste en Florencia) y destina la obra a las mujeres, para que se distraigan. Este narrador cuenta el Proemio y la Conclusión.
En el segundo nivel, el narrador reproduce en tercera persona la historia de las siete mujeres y los tres hombres que huyen de la epidemia y se cuentan breves relatos para distraerse. No se trata de un simple marco narrativo, sino de un verdadero hilo conductor que evoluciona desde el horror inicial de la epidemia hasta el tirunfo de la vida y del goce.  
El tercer nivel consiste en las diferentes novelas, donde cada uno de los personajes actúa como narrador. Todas estas historias se dividen en dos grandes partes. Los primeros cincuenta relatos están relacionados con la lucha contra las fuerzas de la naturaleza y de la fortuna; las cincuenta restantes, en cambio, se orientan a la autoafirmación del ser humano mediante el ingenio.
Los temas:
Las líneas temáticas generales de la obra son:
La fortuna, es mundo está regido por fuerzas incontrolables e ilógicas. el destino humano es caprichoso e impredecible.
El ingenio, frente al azar, el hombre dispone de su ingenio, gracias al cual puede cambiar su forutna y obtener la estabilidad.
El amor, este sentimiento, otra de las fuerzas que mueve al ser humano, espresentado en todas sus manifestaciones con total naturalidad.
Los argumentos de los cien cuentos del Decamerón no son, por lo general, invención de Boccaccio, sino que se basan en fuenes italianas más antiguas o, en ocasiones, en fuentes francesas o latinas. En realidad, casi todos los relatos giran sobre el deseo sexual y sobre cómo arreglárselas para satisfacerlo. Pero no hay en ello un sentimiento de culpa, pues hombres y mujeres no hacen sino servir a la naturaleza, que es quien pone en ellos los deseos que deben satisfacer. Por eso, el mal no está en el sexo en sí, sino en quienes lo pervierten con sus prejuicios, su hipocresía o sus intereses. De esta manera, la mentalidad medieval, basada en la preocupación por el pecado y en el sentimiento de culpa, queda superada por una visión gozosa y placentera de la existencia propia del Renacimiento.
Personajes:
Los personajes principales son las siete mujeres y tres hombres que desarrollan las diferentes historias en el nivel del hilo conductor. Al definirlos, Boccaccio insiste, sobre todo, en su honestidad y en su juventud.
Junto a ellos, a lo largo de las diferentes historias se despliega toda una galería de caracteres que reflejan los más variados niveles de la sociedad italiana del siglo XIV.
Relevancia de la obra:
El Decamerón refleja el tirunfo de la mentalidad renacentista y de los ideales de la burguesía. A lo largo de buena parte de las novelas se celebra la superioridad del ingenio y de la astucia, y el éxito de la iniciativa individual sobre la adversidad, valores apreciados por los comerciantes, mercaderes y banqueros en auge de la época. Pero, sobre todo, exalta el goce y la diversión como antídoto frente al horror y la muerte. Lejos de cualquier fin didáctico o moralizante, Boccaccio invita a disfrutar de la vida, idea ya plenamente renacentista.
La obra fue muy traducida a otros idiomas europeos y generó toda una corriente de narraciones breves de carácter lúdico en la que se insertan, por ejemplo, los Cuentos de Canterbury, de Chaucer. En España, el gran adaptador de la novelística breve al estilo italiano fue Miguel de Cervantes, con su Novelas Ejemplares.


III. PROSA RENACENTISTA DIDÁCTICA

En el siglo XVI, el pensamiento humanista generó un importante caudal de obras en prosa de carácter didáctico que consolidó un nuevo género, el ensayo, que servirá a los autores como vehículo de los nuevos ideales.

Los autores de prosa didáctica reflexionan sobre diversos temas, principalmente filosóficos, políticos, religiosos y artísticos. Estos autores representan el modelo del intelectual renacentista, en el centro de cuyas preocupaciones está el ser humano y las circunstancias que lo rodean. Son hombres de cultura interesados en las Humanidades desde una postura racional.

1. MAQUIAVELO

Retrato de Maquiavelo por Santi di Tito, s XVI
Nicolás Maquiavelo (1469-1527) fue un escritor y político italiano. Considerado como uno de los padres de las Ciencias Políticas, analizó la esencia del poder en El príncipe y Discursos sobre la primera década de Tito Livio.

Según Maquiavelo, debido a que el hombre es malo por naturaleza, el Estado debe regir e imponer un orden, función que el príncipe garantiza mediante su acción política. Dicha acción ha de estar regida por la observación de la realidad, olvidando cómo deberían ser el hombre y la sociedad para centrarse en cómo realmente son. De este modo, la política no ha de partir desde un planteamiento moral, sino que debe ser independiente, ya que en algunas situaciones la moral no indica qué es lo mejor para el Estado y el Estado es la razón suprema de la acción política. Esta independencia del poder político respecto a la moral genera la «razón de Estado», único criterio que debe seguir el príncipe, y por el cual el fin que se busca justifica todos los medios que se ponen para su consecución, independientemente de su valor moral. El Estado se vale de sus instituciones (el Ejército, la Iglesia) para aplicar lo que sea políticamente útil y conveniente.


2. TOMÁS MORO

Tomás Moro (1478-1535) fue un humanista y político inglés cuyo pensamiento tiene afinidades con el de Erasmo de Rotterdam, de quien era amigo. Su obra más importante es Utopía; en ella critica la sociedad europea contemporánea, basada en la injusticia social, en la sed de poder y en los planteamientos belicistas que rigen las políticas de los Estados, y propone una solución radical: la creación de una sociedad ideal, situada en una isla llamada Utopía (que literalmente significa «ningún lugar», lo que plantea dudas por parte de Moro de que una sociedad así fuera viable). Esta sociedad ideal estaría regida por los principios de la racionalidad humana: una sociedad justa e igualitaria, en la cual el trabajo fuese algo obligatorio, los ciudadanos podrían elegir a sus gobernantes, y la educación fuese un derecho universal. La religión que propugna Moro en su Utopía se caracteriza por ser tolerante hacia los distintos credos.

La importancia de la obra de Moro radica en que da pie a un subgénero literario, de raíz política, en el que se postulan sociedades futuras ideales (así como su contrario, la antiutopía, en la que la sociedad supuestamente ideal genera un espacio social deshumanizado y cruel). Sirvan como ejemplo de esto las obras Un mundo feliz, de Aldous Huxley o 1984 de George Orwell.



3. ERASMO DE ROTTERDAM

Erasmo de Rotterdam (1469-1536) fue un gran defensor de los estudios históricos y filológicos que aplicaban un método racional para llegar al conocimiento. Tradujo el Nuevo Testamento del griego al latín porque creía necesario un acercamiento al mensaje del Evangelio. También editó obras de los padres de la Iglesia.
El pacifismo es uno de los elementos por los que Erasmo ataca a la Iglesia contemporánea, ya que esta promueve la guerra por intereses puramente mundanos. En otros libros, como en la Doctrina del príncipe cristiano o en Elogio de la locura, ahonda sus críticas contra la Iglesia, a la que considera inmoral y a la que reprocha que prime un cristianismo exterior, de formas, preceptos y rituales; en vez de conceder mayor importancia a un cristianismo más personal, espiritual, basado en el diálogo con Dios y la imitación de Cristo.
Él mismo, que fue monje, niega el privilegio tradicionalmente asignado a los religiosos y ofrece a los laicos la oportunidad de llevar una vida perfectamente cristiana. Para Erasmo, la virtud reside en saber sobreponerse a ciertas pasiones para ser capaz de discriminar el verdadero bien, basado en una moral humanista sustentada en la razón.
Algunas tesis erasmistas presentan elementos de coincidencia con el protestantismo de Lutero, principalmente en los elementos de crítica hacia la Iglesia. Sin embargo, Erasmo acabó combatiendo las tesis de Lutero por ciertas incompatibilidades de pensamiento.


4. BALTASAR DE CASTIGLIONE

Retrato de B. de Castiglione, Rafael.
Baltasar de Castiglione (1478-1529) escribió El cortesano, obra en la que describe un ideal de vida y un modelo de caballero que responde a la visión del mundo renacentista. El caballero perfecto debe ser tan experto en las armas como en las letras, ha de saber conversar y tratar con sus semejantes, especialmente con las damas, y tañer algún instrumento musical.

El cortesano expone en cuatro libros el diálogo que mantienen durante cuatro noches varios interlocutores (una duquesa, una princesa, un cardenal, Cesare Gonzaga, el poeta Pietro Bembo, Giuliano di Medici, Ludovico di Canossa, Federico Fregoso y el Aretino). La conversación se inicia como un juego para elegir entre todas las propuestas que se formulen «la forma de cortesanía más conveniente». En el primer «juego» se debate acerca del nacimiento y educación del gentilhombre; en el segundo, de su comportamiento en sociedad; en el tercero, del ideal de la perfecta dama de palacio; y el cuarto, que trata de las relaciones del cortesano con el príncipe, se cierra con una disertación sobre el amor platónico a cargo de Bembo. La conversación se desarrolla con un ritmo armonioso y está moderada por el ideal del decoro que presidió la literatura, el arte y las costumbres del Renacimiento.



MONTAIGNE Y LA CREACIÓN DEL ENSAYO


Michel Eyquem de Montaigne o, simplemente, Michel de Montaigne (nacido en Burdeos el 28 de febrero de 1533 y muerto en 1592) fue un filósofo, escritor, humanista, moralista y político francés del Renacimiento, autor de los Essais y creador del género literario conocido actualmente como “ensayo”.
El género del ensayo se basa en la interpretación personal de un tema (humanístico, filosófico, político, social, cultural, etc) sin que sea obligado usar un aparato documental, de manera libre, asistemática y con voluntad de estilo. En ocasiones, se reduce a una serie de divagaciones en las cuales el autor expresa sus reflexiones acerca de un tema determinado. Ortega y Gasset lo definió como «la ciencia sin la prueba explícita».
De gran cultura clásica y admirador de Virgilio, Séneca, Plutarco y Sócrates, Montaigne fue un humanista que tomó al hombre, y en particular a sí mismo, como objeto de estudio en su principal trabajo, que comenzó a redactar en 1571 a la edad de 38 años, cuando se retiró a su castillo. Afirma: «Quiero que se me vea en mi forma simple, natural y ordinaria, sin contención ni artificio, pues yo soy el objeto de mi libro». El proyecto de Montaigne era mostrarse sin máscaras para desvelar su yo más íntimo en su esencial desnudez. Sus escritos se caracterizan por el pesimismo y el escepticismo.
Fue un crítico agudo de la cultura, la ciencia y la religión de su época, hasta el punto de que llegó a considerar la propia idea de certeza como algo innecesario. Montaigne continuó extendiendo y revisando sus Essais hasta su muerte en 1592 en el castillo, en cuyas vigas del techo hizo grabar sus citas favoritas. El lema, mote o divisa de su casa era Que sais-je?, y mandó acuñar con él una medalla con una balanza cuyos dos platos se hallaban en equilibrio.
Su estilo es sencillo y ágil, revolviendo un pensamiento con otro, «a salto de mata». Su texto está plagado de citas de clásicos grecolatinos, por lo cual se excusa, haciendo notar la inutilidad de «volver a decir peor lo que otro ha dicho primero mejor». Obsesionado con evitar la pedantería, omite a veces la referencia al autor que inspira su pensamiento o que cita, el cual, de todas formas, es conocido en su época.
Montaigne mostró su rechazo por la violencia y por los conflictos entre católicos y protestantes y, mientras algunos humanistas creían haber encontrado el Jardín del Edén, él lamentó la conquista del Nuevo Mundo en vista de los sufrimientos que provocó en los que, por ella, fueron reducidos a esclavos. Hablaba así de «viles victorias».
Tan moderno como muchos de los hombres de su tiempo (Erasmo, Juan Luis Vives, Tomás Moro, Guillaume Budé...), Montaigne cultivó el relativismo cultural, reconociendo que las leyes, las morales y las religiones de diferentes culturas, aunque a menudo diversas y alejadas en sus principios, tenían todas algún fundamento.