miércoles, 9 de diciembre de 2015

TEMA 4-A. EL TEATRO CLÁSICO EUROPEO. EL TEATRO ISABELINO EN INGLATERRA. SHAKESPEARE Y SU INFLUENCIA EN EL TEATRO UNIVERSAL.

Tras la caída del Imperio Romano, durante el largo período medieval, se produjo un olvido general del teatro clásico. Pero esto no quiere decir que el teatro desapareciera totalmente, ya que sobrevivió el espectáculo teatral o parateatro (bufones, acróbatas y juglares), que se manifestó bajo formas teatrales ligadas a las fiestas religiosas: Carnavales y Danzas de la Muerte.

El nacimiento del teatro medieval, al igual que ocurrió en el teatro griego, estuvo muy asociado al culto religioso. Hacia el s. X el arte teatral renace en el interior de las iglesias.  

Las primeras producciones teatrales son los dramas litúrgicos, nacidos en el interior de las iglesias, consistentes en una representación dialogada en latín que el clero añadía a los oficios sagrados. En el s. X se documenta en Francia un drama litúrgico escrito en latín titulado Quem quaeritis?, donde un ángel dialoga con tres mujeres que visitan el sepulcro de Cristo. Paulatinamente la lengua latina es sustituida por la vulgar, con lo que se facilita el acceso del gran público al mensaje doctrinal. 

A partir del s. XIII se desarrollan dos modalidades de teatro religioso: los milagros, basados en historias piadosas en las que la Virgen o los santos intervienen milagrosamente para salvar a un devoto; y los misterios, inspirados en episodios bíblicos, especialmente en acontecimientos de la vida y muerte de Cristo.

Con el paso del tiempo tuvo lugar un proceso de secularización en el cual los dramas furon acercándose a la calle: primero pasaron a los atrios de los templos; después, a las plazas de los pueblos. Con esta desvinculación del marco de la iglesia por parte del teatro, fue posible el surgimiento de nuevas fórmulas teatrales de carácter profano, con un fuerte contenido cómico, cuya finalidad era la de divertir. La culminación de este proceso se da en el siglo XV con los siguientes subgéneros dramáticos: las moralidades, piezas cómicas de intención moralizante donde se ridiculizan los vicios de la humanidad por medio de personajes alegóricos; las farsas, pequeñas comedias de costumbres, cuya única intención es hacer reír; y el teatro cortesano, desarrollado en la segunda mitad del siglo XV.

 

EL TEATRO EUROPEO DE LOS SIGLOS XVI Y XVII



A partir del siglo XVI vamos a encontrar un desarrollo paralelo del teatro en distintos países europeos:  de las formas dramáticas medievales, religiosas o profanas, se pasa, de una parte, a manifestaciones de teatro popular (farsas, enredos novelescos o improvisaciones) y, de otra, a las formas de teatro culto:

1. En Inglaterra y España, el teatro popular es dignificado por Lope y Shakespeare, y triunfa sobre el teatro culto, cortesano.

2. En Francia será el teatro cortesano y de moldes clásicos será el que triunfe a partir de 1630.

3. La gran aportación italiana al teatro es la commedia dell’ arte. Surgida en la Italia del siglo XVI, se trata de un género de teatro popular en el que, sobre un breve guión, los actores improvisan. De tono satírico e irreverente, sus antecedentes se encuentran en las comedias griegas de Aristófanes y Menandro y las latinas de Plauto y Terencio. El elemento carnavalesco se aprecia en la utilización de máscaras, lo que proporciona una gran importancia a la expresión corporal de los actores. La commedia dell ´arte era un teatro coral en el que no había protagonistas indiscutibles. Presentaba una galería de arquetipos con unas características propias e intransferibles: Arlequín (gracioso que enreda la trama), Polichinela (gracioso que pretende hablar culto y habla sin sentido), el Capitán (fanfarrón, con actitud de conquista hacia las mujeres que acaba siendo objeto de burla), los enamorados... Este tipo de teatro popular y ambulante influyó en grandes autores europeos, como Molière, en Francia; Lope de Vega, en España; y Shakespeare, en Inglaterra.

      
                       
1. EL TEATRO ISABELINO EN INGLATERRA.

Dado que el Renacimiento se desarrolló en Inglaterra más tarde que en el resto de Europa, las manifestaciones literarias medievales se prolongaron hasta bien entrado el siglo XVI. El teatro no fue una excepción y durante la primera mitad de este siglo predominó un teatro religioso de procedencia medieval. Sin embargo, como también ocurrió en España, se fueron abriendo paso poco a poco un teatro cortesano, que se representaba en las Universidades, y un teatro popular. Este último sería el que acabaría triunfando y dando lugar al teatro isabelino inglés, que cubre las dos últimas décadas del siglo XVI y casi toda la primera mitad del siglo XVII. La denominación se debe a que se gestó durante el reinado de Isabel I (1559-1603), aunque también se extendió a los reinados de Jacobo I (1603-1625) y de Carlos I (1625-1649).

A. LOS TEATROS Y EL PÚBLICO

El teatro popular inglés comenzó a representarse en escenarios improvisados, como los patios de posadas, a los que acudía un público variopinto. Pero al iniciarse el ciclo isabelino ya existían lugares expresamente construidos para las representaciones teatrales. Los más importantes se edificaron en las proximidades de Londres, ya que el teatro estaba prohibido dentro de la ciudad. Especialmente destacados fueron The Swan, de forma circular, y The Globe, de forma hexagonal. Estas formas permitían que la mayor parte del público se distribuyera en el patio central del edificio, al aire libre, en torno del escenario, que ocupaba parcialmente lo que hoy sería el patio de butacas. Las representaciones se hacían solo en las temporadas de clima benigno.
Del mismo modo que en los corrales de comedias españoles, el público de estos teatros estaba integrado por gente de toda condición, con un predominio del estamento popular, por lo que sus gustos, al margen de los preceptos clasicistas, se imponían. Era un público que reclamaba diversión y emoción, y a estas exigencias se entregaron sin resistencia todos los autores.

                                

B. CARACTERÍSTICAS DEL TEATRO ISABELINO

Aspecto actual del teatro The Globe, en Londres.
1. Se transgreden las unidades aristotélicas de lugar, tiempo y acción.
2.  Se mezcla la tragedia con la comedia.
3. Se mezclan, igualmente, los personajes nobles con los plebeyos.
4.  En una misma obra pueden alternar el verso y la prosa.
5. Circunscritas al drama o a la tragedia, merece especial atención la creación de piezas de tema histórico, que generaron un apasionado interés por el pasado, a menudo agitado y violento, de Inglaterra.




C. PRINCIPALES AUTORES

A causa del interés del público por la renovación constante de las novedades teatrales, sería muy extensa la nómina de autores que se podrían citar. En cuanto a la autoría de las obras, es difícil atribuirla con seguridad en un número elevado de ellas, porque con frecuencia una misma pieza podía ser escrita por varios autores; además, era frecuente que una obra fuera refundición de otra anterior, ya que no existía una conciencia arraigada de la propiedad sobre la creación dramática.

Thomas Kyd (1558-1594): fue uno de los primeros representantes del teatro isabelino. A él se debe una de las obras que marcaron el camino de la "tragedia de venganza", la "Tragedia española", que pudo ser la base para que Shakespeare escribiera "Hamlet".

Christopher Marlowe (1564-1593): en cuya biografía se encuentran muchos puntos oscuros y misteriosos (episodios de espionaje, muerte violenta no del todo esclarecida...), fue quizá el mejor dotado de los dramaturgos anteriores a Shakespeare. Destaca, sobre todo, por su "Tragedia del doctor Fausto" (1558), primera versión teatral de la leyenda alemana que siglos después Goethe elevaría  a la categoría de mito. Siguieron a esta obra "El judío de Malta" y "Eduardo II", que sirvieron a Shakespeare para la composición de "El mercader de Venecia" y "Ricardo II".

Benjamin Jonson (1572-1637): fue amigo de Shakespeare y actor como él. Alternó la poesía y el teatro: como poeta fue laureado en fecha imprecisa, y como dramaturgo triunfó en los teatros durante más de veinte años, especialmente como autor de comedias. A este género pertenece su obra más destacada, "Volpone", de tema misantrópico, una obra maestra del humor.


WILLIAM SHAKESPEARE



De la vida de uno de los más grandes genios que ha dado la literatura universal no son muchos los datos seguros que se poseen. Nació en Stratford-on-Avon en 1564, hijo de un comerciante acomodado. Poco se sabe de su formación académica, lo más probable es que realizara estudios primarios en la escuela de su ciudad y que la abandonara pronto para trabajar como aprendiz de algún oficio. Se sabe que se casó a los 18 años y que pronto se vio con tres hijos. Durante años su pista se esfuma y reaparece en Londres en 1592, cuando comenzó a ser conocido como actor y autor. Formó parte de varias compañías teatrales, incluida la más importante de ellas, protegida por Lord Chamberlain. Sus éxitos se sucedieron y pronto alcanzó una posición económica desahogada, hasta el punto de que en 1599 ya había creado su propia compañía, con la que se instaló en el teatro The Globe. Durante estos primeros años, en Londres, se dedicó especialmente al drama histórico y a la comedia, en ocasiones refundiendo obras de otros autores coetáneos o tomando como punto de partida obras de otras épocas y literaturas.
El cambio de siglo fue un punto de inflexión en la producción de Shakespeare. Su obra abandonó el tono cómico y se adentró en terrenos sombríos y de una profundidad sobrecogedora. Fue la etapa de sus más grandes tragedias (Hamlet, Otelo, El rey Lear, Macbeth). Solo Romeo y Julieta, tragedia igualmente grandiosa, fue creada en su etapa anterior.
Pasados unos años volvió a dar un giro en su carrera, regresando a la comedia. Su última obra, La Tempestad, que figura también entre sus mejores creaciones, es de 1611.
De todo este tiempo, en el que Shakespeare daba al teatro algunas de las más importantes obras de la historia, se ignoran los detalles íntimos de su vida. Sí se sabe que en los últimos años vivió retirado en su ciudad natal, donde había adquirido importantes propiedades. Murió el 23 de abril de 1616.


EL TEATRO DE SHAKESPEARE
 

Las 37 obras que conforman la producción dramática de Shakespeare constituyen tal vez el legado más impresionante de las letras inglesas. Su singularidad no se debe, sin embargo, a los planteamientos y los esquemas con que construía sus obras (para los que asumió las directrices que impuso el teatro isabelino), ni a la originalidad de las historias que abordaba, tomadas la mayoría de obras anteriores. Su grandeza hay que buscarla en:

a) Su estilo es asombrosamente rico: el dominio extraordinario de la lengua inglesa que el autor muestra le permite abarcar con maestría desde la expresión más exquisita y sublime hasta el gracejo del habla popular.


b) Tan potente riqueza estilística se puso al servicio de una aguda capacidad para impulsar los resortes de la emoción, de manera que el espectador no puede permanecer indiferente ante las palabras de sus personajes.


c) Elevó a sus criaturas a la categoría de personajes universales, al encarnar las pasiones más arrebatadoras (amor, celos, envidia, ambición...), pero sin someterlos al corsé deshumanizador de los prototipos.


d) Particularmente valiosa es su concepción del personaje cómico (clown) como contrapunto de los personajes más graves. Si en otros autores este personaje sirve para poner la nota cómica y aliviar la tensión de las situaciones dramáticas, en Shakespeare adquiere otra dimensión: sus intervenciones, sin perder el tono irónico, alcanzan en ocasiones auténtica hondura filosófica, de modo que el humor es con frecuencia más amargo que burlesco y la tensión dramática no se aligera, sino que se refuerza. 
 

LAS COMEDIAS

Fotograma de la película “El sueño de una noche de verano” (Max Reinhardt, 1935) 

El enredo de raíz clásica (Plauto, Terencio) e italiana fue el punto de partida para la creación de las comedias de Shakespeare. En ellas el autor estudia todas las clases sociales, por lo que constituyen un reflejo de la sociedad. Sin embargo, sus personajes están lejos de ser meros estereotipos, sino criaturas de carne y hueso perfectamente individualizadas. Sin pretender ser aleccionadoras, de sus comedias se infieren los peligros de las actitudes nocivas, pero siempre se resuelven felizmente.

Son buena muestra de todo ello las comedias de la primera etapa del autor, entre las que destacamos La comedia de las equivocaciones, El mercader de Venecia, La fierecilla domada, Sueño de una noche de verano, Las alegres comadres de Windsor. Aunque predomina en las comedias el tono burlesco, algunas de ellas se tiñen de gravedad y melancolía. Es lo que se observa en las que escribió en la misma época de sus grandes tragedias: A buen fin no hay mal principio, Medida por medida.  De su última estapa destaca La Tempestad, en la que la fantasía y la magia colman de lirismo una obra optimista y serena.


LAS OBRAS HISTÓRICAS
 

Una de las fuentes principales en el desarrollo del teatro isabelino fue la propia historia de Inglaterra. El pueblo inglés, que vivía con el reinado de Isabel I una relativa situación de paz, reclamaba con verdadero entusiasmo ahondar en el pasado cruento y belicoso de su país. Shakespeare no fue insensible a esta demanda y escribió diez piezas históricas, entre dramas y tragedias, la mayoría durante la última década del siglo XVI:  Enrique IV, Ricardo III, Ricardo II, etc. El interés de estas obras no radica ya en las circunstancias o los episodios concretos del pasado, sino en la pasión con que se presentan las ambiciones humanas, relacionadas con el poder.

LAS OBRAS ROMANAS

 

Los entresijos del poder también fueron sondeados por Shakespeare en la historia de Roma. Tampoco interesa aquí lo puramente histórico, sino la profundización en los conflictos internos de los personajes. La tiranía, la justicia, el deber patriótico son algunos de los temas sobre los que reflexiona el autor en estas obras, en ocasiones sacudidas por un vendaval de violencia: Tito Andrónico, Julio César...

LAS GRANDES TRAGEDIAS

Es en la tragedia donde el genio de Shakespeare se muestra con mayor brillantez. Este género, también, es el que le ha granjeado la máxima gloria. Son innumerables las versiones teatrales y adaptaciones cinematográficas que se han hecho de sus grandes tragedias. La creación de estas obras se concentra en unos pocos años. Salvo Romeo y Julieta, escrita en su primera época (1597), las tragedias más sobresalientes fueron creadas entre 1601 y 1606. En ellas, Shakespeare suele combinar verso y prosa, y en su lenguje caben desde la expresión más exquisita hasta el registro más vulgar.

Hamlet, probablemente la obra de teatro más representada de todos los tiempos, fue escrita en varias versiones entre 1601 y 1606. Representa la lucha interna de un joven desgarrado ante el descubrimiento del mundo podrido que le toca vivir. Hamlet, el hijo del difunto rey de Dinamarca, ha caído en la melancolía tras la muerte de su padre. Su madre se ha casado con Claudio, el nuevo rey, tío de Hamlet y hermano del rey muerto. Una noche, Hamlet ve el espectro de su padre, quien le cuenta que ha sido asesinado por Claudio para llegar a ser rey y desposar a su madre. A Hamlet le corresponde la venganza del asesinato, pero se angustia ante la acción y busca excusas para posponer la venganza. Se finge loco a fin de que en la corte no se sospeche lo que trama. Finalmente su madre muere envenenada con el vaso de vino emponzoñado que estaba destinado a su hijo, Claudio es asesinado por Hamlet en un duelo a espada y Hamlet también perece, herido por la punta envenenada del florete de su tío.

Otelo, el moro de Venecia, fue escrita hacia 1603. Desarrolla el tema del poder destructivo de los celos. Otelo, recién casado con Desdémona, es enviado a Chipre como nuevo embajador veneciano. Hasta allí se traslada con su esposa y algunos oficiales a su cargo. Entre ellos está Yago, que siembra en Otelo la sospecha de la infidelidad de su esposa, inocente y ajena a las manipulaciones que contra ellos se traman. El protagonista, víctima de unos celos irrefrenables y de la confianza depositada en Yago, se cree las acusaciones contra Desdémona y se desencadena la tragedia. Muerta Desdémona a manos de su esposo, se descubre la oscura trama y Otelo se quita la vida. Frente a la compasión que despiertan Desdémona y, en cierta medida, Otelo, destaca la configuración del personaje de Yago, que ha pasado a la historia como símbolo de la manipulación diabólica.

El rey Lear, escrita hacia 1605, es probablemente la tragedia de mayor alcance moral, ya que en ella se dirimen, en un sentido amplio, las grandes fuerzas que mueven el mundo, el Bien y el Mal. Este tema se concreta en la historia de Lear, el rey que, en el reparto de su reino, comete una evidente injusticia con Cordelia, la menor de sus tres hijas. En el desarrollo de la obra asistimos a la ingratitud de las dos hijas favorecidas y a la fidelidad amorosa de la hija perjudicada que, no obstante su desprendimiento y generosidad desmedidos, es finalmente incapaz de rescatar a su padre del desenlace trágico. Este es provocado por su propia injusticia inicial y por el terrible abandono a que lo abocan las hijas ingratas, movidas por la ambición. El progresivo deterioro del rey desemboca en la locura. Durante la obra, el conflicto entre el Bien y el Mal se manifiesta en la oposición entre otros conceptos: fidelidad e ingratitud, amor y odio, lucidez y locura. Especial interés tiene el personaje del bufón, que desde su posición de loco profesional, es capaz de proferir las más profundas verdades con un lenguaje extrano rayano en el surrealismo.

Macbeth, de 1606, trata como tema principal la ambición desmedida y sus consecuencias nefastas. Macbeth, servidor y primo del rey Duncan, concibe a partir de unas profecías la  posibilidad de llegar a reinar algún día. Instigado por su esposa, lady Macbeth, asesina al rey, a quien debe lealtad y gratitud, y comienza una espiral de horrendos crímenes para asegurar que nada se opondrá a sus ambiciosos planes. Ligados al tema de la ambición  aparecen de este modo los temas de la traición y la desleltad. Los planes de Macbeth se truncan cuando malinterpreta nuevas profecías y es aniquilado por personajes sedientos de venganza y justicia. Previamente, lady Macbeth ha sido derrotada por sus propios remordimientos. Junto al tono general de horror y espanto, destaca en Macbeth la presencia de lo fantástico y lo sobrenatural.