ANTES DE EMPEZAR EL COMENTARIO DE TEXTO:
A) Numerar las líneas.
B) Lectura
comprensiva. La
lectura comprensiva tiene por objeto captar el sentido general del texto y el de
cada una de las ideas que lo componen. Ha de ser una lectura completa y atenta,
y habrá de realizarse cuantas veces sea preciso para asegurarse de que se
comprenden todas las ideas. Es necesario entender el significado de todas las
palabras del texto: si la situación lo permite, habrá que recurrir al
diccionario para consultar los términos desconocidos; si ello no fuera posible,
el contexto puede ayudar a deducir ese significado.
C) Subrayar las ideas fundamentales, enmarcar
las palabras clave, escribir anotaciones al margen.
D) Hacer un esquema que recoja las ideas
básicas que se van a desarrollar a lo largo del comentario.
Conviene que
distingamos con claridad, como en cualquier trabajo académico, tres grandes
apartados: una introducción, el desarrollo y una conclusión.
COMENTARIO DE TEXTO
1. Contextualización. El primer paso consiste en identificar el
molde textual que ha seleccionado el autor para verter la información que
pretende transmitir al lector (es decir, si se ha propuesto escribir un ensayo,
una novela, una descripción, un artículo científico…). También hay que señalar,
si se conoce, la obra de la que se ha extraído, con su fecha y el autor, así
como mencionar la época histórica y el movimiento literario en que se sitúa.
En este apartado del comentario es
fundamental conocer el concepto de variedad discursiva. Todo texto es un mensaje
inscrito en un proceso de comunicación particular y los elementos que
intervienen en dicho proceso (emisor, receptor, canal, código, situación
comunicativa) determinan el carácter y la forma misma del texto: cada texto
tendrá, por tanto, sus propias características… No hay dos iguales. No obstante,
también es posible observar ciertas regularidades, tanto en las técnicas
expresivas como en la forma lingüística, que nos permiten hablar de
diferentes tipos generales de textos: todos somos capaces de diferenciar
un fragmento novelístico y un poema, una columna periodística y una noticia, un
acta y una receta de cocina… Un concepto fundamental para el comentario textual
es, por tanto, el de variedad discursiva: llamamos variedades discursivas a
diferentes estrategias de construcción de un texto que tienen que ver con la
intención del emisor y la perspectiva que adopta ante la información que
pretende transmitir. El emisor puede concebir fundamentalmente esa
información como:
a) Una sucesión de hechos reales o
ficticios: Narración.
b) Una serie de observaciones de la
realidad: Descripción.
c) Una explicación ordenada de una o varias
ideas: Exposición.
d) Un razonamiento que pretende convencer al
receptor de una idea: Argumentación.
e) Cuando el escritor utiliza el
diálogo como estrategia discursiva para transmitir información a un lector
(por ejemplo, los diálogos de una novela o en una entrevista como género
periodístico), éste puede ser entendido como una variedad del discurso.
Esta distinción entre variedades no
implica que los textos hayan de utilizar únicamente una de ellas. Por el
contrario, suele ser habitual que aparezcan mezcladas en el mismo discurso. Así,
en un relato encontramos partes narradas, descripciones de objetos o de
personas, diálogos; igualmente, es usual que los textos argumentativos contengan
también exposiciones.
2. Contenido La lectura comprensiva debe permitir
captar el tema fundamental del texto. Para ello conviene estar atento a los
términos y los conceptos recurrentes. Es útil en este sentido señalar las
palabras clave.
- Tema: La comprensión del texto implica, en
último término, haber percibido su unidad temática y la intención del autor. Por
ello es importante identificar y enunciar de una manera clara y precisa esa idea
que da coherencia global al texto: dentro del tema incluimos tanto AQUELLO DE LO
QUE TRATA EL TEXTO como LA INTENCIÓN y LA ACTITUD del autor.
- Resumen: Su objetivo es reformular el contenido
del texto de una forma condensada y sintética. Ha de caracterizarse por su
brevedad, su orden, la selección adecuada de la información y la abstracción de
las ideas fundamentales. Tiene que ocupar aproximadamente el 20% del texto
completo y se redacta sin utilizar los puntos y aparte, esto es, en un solo
párrafo.
3. Estructura de las
ideas La lectura comprensiva debe también
ayudar a captar las ideas particulares relacionadas con el tema. Para ello,
conviene leer el texto párrafo a párrafo, entender esas ideas concretas y
enunciarlas de forma sencilla y clara: una técnica que ayuda a seleccionar las
que son fundamentales y distinguirlas de las secundarias es el subrayado.
La enunciación de las ideas
fundamentales es el punto de partida para la elaboración del ESQUEMA DE
CONTENIDOS. Este esquema es un recurso que permite tomar conciencia de la
vertebración y jerarquización de las ideas principales y secundarias y
representar todo ello gráficamente.
Este apartado debe completarse con un
análisis de los rasgos específicos que caracterizan a los textos literarios
pertenecientes a los tres grandes géneros de la tradición occidental:
* TEXTOS POÉTICOS: Análisis de la
métrica (número de sílabas de los versos, rimas, acentos, pausas, estrofas).
Asimismo, cuando sea el caso, se comentará su presentación o disposición
tipográfica.
*TEXTOS NARRATIVOS: La narración está
constituida por una serie de elementos que determinan su estructura: el
narrador, la acción, los personajes, el tiempo y el espacio, los cuales
pueden ser desarrollados por el escritor mediante diferentes técnicas que han de
analizarse en el comentario.
*TEXTOS DRAMÁTICOS: La estructura externa
de un texto dramático la constituyen las diferentes intervenciones de los
personajes y las acotaciones que incluye el escritor; al mismo tiempo, hay
que prestar atención a los cambios de escena con las entradas y salidas
de personajes y a cualquier otra marca de carácter escénico. Asimismo, en los
textos dramáticos existen una serie de elementos estructurales que en buena
medida coinciden con los de la narración, lo cual es lógico si se piensa que
tanto en un género como en otro se produce una recreación de hechos ficticios o
reales.
4. Análisis de la lengua El propósito del comentario lingüístico es
triple:
a) Caracterización del texto según la
variedad de lengua que se emplea en él, tanto desde el punto
de vista histórico (si el texto es antiguo y se aprecian elementos de un estado
de lengua anterior al actual), como desde el dialectológico (si presenta rasgos
propios de algún dialecto), sociológico (si se observan características de la
lengua de determinado nivel o grupo social) o funcional (si el texto pertenece a
algún ámbito específico de la comunicación social: administrativo, periodístico,
científico, etc.). En cualquier caso, la misión del comentarista es determinar
de qué variedad se trata y con qué rasgos relevantes se manifiesta ésta en el
texto.
b) Justificación de la forma lingüística del
texto en relación con su contenido. Hay que explicar por qué el autor ha
empleado determinados elementos lingüísticos y recursos de estilo y no otros.
Debemos concebir, pues, los rasgos lingüísticos como una exigencia del tema del
texto y del propósito del autor al escribirlo.
c) Análisis del
estilo. Además de
todo lo anterior, la forma del texto está determinada por el estilo personal de
quien lo ha escrito. Es también un objetivo del comentario lingüístico mostrar y
explicar las peculiaridades de la escritura del autor, tanto las personales como
las que están condicionadas por los rasgos de época o de movimiento en el caso
de los textos literarios.
Se debe realizar el análisis lingüístico
del texto atendiendo a estos tres niveles gramaticales:
- Nivel fónico. Seseo, ceceo, metátesis, aliteración,
rima, entonación, onomatopeya…
- Nivel
morfosintáctico
I. Sustantivos: ¿Son abundantes?, ¿predominan sobre los
verbos? Ello suele suceder, por ejemplo, en los textos descriptivos y
expositivos; en la narración, en cambio, el mayor peso informativo corresponde a
los verbos, sobre todo los que significan acciones. ¿Qué tipos de sustantivos
abundan: concretos o abstractos? El predominio de los abstractos suele
corresponderse con un discurso de carácter reflexivo, intelectual.
II. Adjetivos y otros complementos del nombre:
Conviene fijarse
en su frecuencia de aparición, en su relación con el sustantivo al que
acompañan, en su posición y en los valores que aportan. ¿Son abundantes o se
evita su empleo? ¿Por qué? ¿Predominan los que tienen valor especificativo (como
sucede, por ejemplo, en los textos que tienden a la objetividad) o los
explicativos y descriptivos (como en los que son más subjetivos: descripciones
literarias, por ejemplo)? ¿Hay epítetos? ¿Abundan los adjetivos antepuestos o
predominan los pospuestos? ¿Aparecen agrupados en series de dos, tres o más con
el mismo sustantivo? ¿Se observa en esta disposición algún tipo de regularidad a
lo largo del texto? También hay que tener en cuenta otros hechos relevantes como
la gradación (el uso de adjetivos en grado comparativo y superlativo suele
denotar énfasis y expresividad) y el empleo de diminutivos (que reflejan la
afectividad del autor y, por tanto, una actitud subjetiva).
III. Verbos: Se pueden analizar tanto la persona
gramatical (lo que revelará la presencia del emisor y del destinatario en el
texto, si aparecen en primera o segunda persona, o su ausencia intencionada, si
se emplea exclusivamente la tercera), como los tiempos y modos que predominen.
Recuérdese que la forma del discurso y el tipo de texto condicionan el uso de
unas u otras formas del verbo: en los relatos, ya sean periodísticos o
literarios, la alternancia de formas perfectivas e imperfectivas sirve para
dotar al texto de un ritmo narrativo más rápido o más lento; en las
descripciones predominarán las formas imperfectivas de presente o de pasado; en
los textos científicos es característica la utilización de presentes con valor
atemporal o gnómico; en los mensajes publicitarios abundan las formas de
imperativo o de futuro con valor de obligación, etc. Además, se puede considerar
también el tipo de verbos según su significado: en los discursos narrativos
predominarán los que denotan acción o movimiento; en los descriptivos, los de
estado y los que indican percepción; en los diálogos insertos en un relato se
analizará la variación en los verbos de dicción usados para introducir el
discurso de los personajes.
IV. Modalidad oracional: La modalidad sintáctica viene
determinada en cada caso por la intención del emisor: las oraciones
enunciativas, exclamativas e interrogativas suelen corresponderse con la función
representativa, expresiva y apelativa, respectivamente.
V. Estructuras sintácticas recurrentes que
sean significativas en relación con el sentido o el tipo de
texto: ¿predomina
algún tipo peculiar de estructura oracional (atributivas, pasivas perifrásticas,
impersonales o pasivas reflejas)?, ¿por qué?, se emplean construcciones
paralelísticas, anáforas, anadiplosis o algún otro recurso de reiteración
sintáctica? Las oraciones subordinadas predominan en textos de contenido más
complejo y, por tanto, con una redacción de mayor riqueza que busca la precisión
en la enunciación de ideas; en cambio, las oraciones yuxtapuestas y coordinadas
son propias de textos redactados con mayor sencillez o que buscan una forma de
expresión más ágil y rápida. A esta agilidad contribuye también la elisión de
nexos o asíndeton (el polisíndeton, o el uso reiterado de las mismas
conjunciones, produce, en cambio, sensación de lentitud y de solemnidad en la
expresión). Conviene observar y valorar también los tipos de construcciones
oracionales y nexos empleados: los textos coloquiales y también los de hablantes
no cultos suelen presentar poca variación (por lo que repiten una y otra vez la
misma construcción y los mismos nexos: y….y…y…; entonces….entonces…entonces…;
porque…porque…porque); el uso de una gran variedad de estructuras de
subordinación indica, por el contrario, un estilo elaborado y un mayor dominio
de la lengua culta.
- Nivel semántico. Cultismos, vulgarismos, sinónimos,
palabras polisémicas, metáforas, metonimias, ironías, símbolos,
connotaciones…
5.
Valoración crítica. El objetivo del análisis crítico es dar
cuenta del modo en que las diversas informaciones que el texto contiene,
explícitas o implícitas, se han integrado con las ideas previas del comentarista
y, si es posible, realizar una valoración razonada de las ideas del texto y de
su sentido.
El enjuiciamiento del texto se puede
realizar siguiendo algunos de estos criterios:
· El propio
texto: Adecuación
a la situación comunicativa; grado de complejidad; calidad
estética.
· Relación
texto-autor: Representatividad del texto en relación
con el autor; actitud o punto de vista adoptado; distancia con respecto a lo que
enuncia; tono irónico, solemne, burlón, etc.
· Relación texto-lector: ¿Me quiere convencer de algo el texto?,
¿lo consigue?; reacciones diversas que me produce el texto (adhesión, repulsa,
admiración, indiferencia, incredulidad, sorpresa, hilaridad, emoción,
aburrimiento…)
· Relación
texto-sociedad:
¿Se pueden apreciar en el texto alguna referencia a la situación socio-cultural
o política de la época en la que se inscribe? ¿Se corresponden las ideas que
presenta con la ideología de algún grupo social?
· Relación texto-Historia
de la Literatura:
Vinculación con la tradición literaria y con la obra de otros escritores;
originalidad temática y formal; trascendencia del texto para la Historia de la
Literatura.
6. Conclusión.
Constituye una
valoración final que ofrece una visión de conjunto
del texto, explicando su relación con la obra, con la trayectoria literaria del
autor y con el movimiento y la época en que se sitúa. Siempre hay que evitar
tres tipos de errores: realizar una enumeración prolija de todo lo que se ha
venido señalando; emitir juicios impresionistas superficiales del tipo “es muy bonito”, “me ha gustado mucho”…;
y tomar el texto como excusa para exponer toda la información teórica recibida.
Finalmente, es importante tener presente
que el comentario debe ser personal, dictado por los gustos y la sensibilidad de
cada lector, y adecuado al texto que se va a analizar, el cual puede exigir un
enfoque determinado y requerir el estudio de unos aspectos concretos: en
definitiva, es el texto el que reclama su propio comentario. En este sentido,
proponer un modelo de comentario con un guión definido presenta claras
limitaciones que sólo se justifican por necesidades meramente escolares de
orientación para los alumnos con más dificultades para elaborar este tipo de
trabajos.
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