La civilización
liberal se derrumba con la Primera Guerra Mundial (1914-1918) que, además
de provocar el horror como nunca antes por el enorme número de muertos y
heridos, dejó a los países vencedores -excepto EEUU- en la bancarrota y ocasionó
el desmoronamiento de buena parte de los regímenes europeos. Tras la guerra,
Europa se hunde en una depresión económica que propicia el auge del fascismo
italiano y de otros movimientos autoritarios; en cambio, los EEUU, lejos
de los campos de combate y habiéndose incorporado al bando aliado tiempo después
de comenzar los enfrentamientos, disfruta por estas fechas de un crecimiento
económico que le permitirá situarse como la primera potencia
mundial.
Durante el
transcurso de la guerra, en 1917, un acontecimiento conmovió al mundo: la
revolución bolchevique de Rusia. Su importancia trascendía las fronteras
nacionales: el objetivo era la revolución socialista mundial, empezando por los
países más industrializados de Europa. Con este fin, se funda en 1919 la III
Internacional; la consecuencia fue que se ahondó la brecha entre los reformistas
socialdemócratas y los revolucionarios.
Durante la Primera Guerra
Mundial España se mantuvo neutral. Pese a los extraordinarios beneficios
empresariales obtenidos gracias a dicha neutralidad, la población se empobreció
y se intensificó la lucha de clases, lo que culminó en la huelga general de
1917. En Barcelona, grupos anarquistas pasaron a la acción directa y
organizaron atentados, a lo que respondió la patronal con bandas de pistoleros a
sueldo. En 1920 se fundó el Partido Comunista de España. A esta tensión
social se añadieron las consecuencias del anacrónico colonialismo español en el
norte de África. Con el golpe militar de Primo de Rivera en 1923 termina
la Restauración.
En el campo del arte y de la cultura, el primer tercio del siglo XX es particularmente fértil. Se produce una explosión creativa, de cuya diversidad da idea la multitud de movimientos estéticos que se suceden y solapan en pocos años: son las vanguardias. Las corrientes vanguardistas se caracterizan por su afán experimental y su voluntad rupturista con respecto al arte anterior. En general, es en las artes plásticas donde se concreta más explícitamente el cambio con respecto a la tradición artística previa.
En el campo del arte y de la cultura, el primer tercio del siglo XX es particularmente fértil. Se produce una explosión creativa, de cuya diversidad da idea la multitud de movimientos estéticos que se suceden y solapan en pocos años: son las vanguardias. Las corrientes vanguardistas se caracterizan por su afán experimental y su voluntad rupturista con respecto al arte anterior. En general, es en las artes plásticas donde se concreta más explícitamente el cambio con respecto a la tradición artística previa.
CARACTERÍSTICAS DE LA NARRATIVA DEL SIGLO XX
Que la novela ha sido el género literario por excelencia del siglo XX admite pocas dudas. Se ha dicho que con Stendhal llega a la culminación el tipo de narración que Cervantes elevó a rango de obra de arte. Al novelista del siglo XX le quedaría, por tanto, solo contar manejando ese juego de estructuras que los grandes narradores del pasado le habían legado. Sin embargo, cada vez que se anuncia el final de la novela como género surge una obra maestra nueva.
Que la novela ha sido el género literario por excelencia del siglo XX admite pocas dudas. Se ha dicho que con Stendhal llega a la culminación el tipo de narración que Cervantes elevó a rango de obra de arte. Al novelista del siglo XX le quedaría, por tanto, solo contar manejando ese juego de estructuras que los grandes narradores del pasado le habían legado. Sin embargo, cada vez que se anuncia el final de la novela como género surge una obra maestra nueva.
En el discurso narrativo de este siglo nos
encontramos con la negación absoluta del género, con intentos de
renovación parcial o total, con críticos y creadores que han buscado
nuevas denominaciones para lo que consideraban que no se ajustaba al
modelo literario conocido como “novela”: antinovela, no-novela, novela nueva,
nivola, novela lírica… El novelista ha incorporado el debate a su propia
creación para hacer partícipe al lector y, en el otro extremo, nunca como en
esta centuria se ha teorizado tanto sobre el hecho novelesco: Ortega y Gasset,
Barthes, H. James, E.M. Foster, Todorov, Batjin, Genette, etc. A la postre, la
única conclusión posible es que existen tantas “novelas del siglo XX” como
novelistas o, lo que es lo mismo, en sentencia ya célebre de Camilo José Cela:
“Novela es todo aquello que, editado en forma de libro, admite debajo del
libro y entre paréntesis, la palabra novela”.
Ante
tal diversidad es fácil comprender la dificultad de establecer una
caracterización tan general que resulte válida para todos los narradores de este
siglo. Además, el ritmo vertiginoso de los acontecimientos históricos y
sociales es trasladable a lo literario: los movimientos, escuelas, hallazgos y
modelos se suceden rápidamente, se solapan incluso, ofreciendo una convivencia
de conceptos narrativos opuestos que arrojan, si cabe, más dificultad a esta
pretendida caracterización.
TENDENCIAS
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NARRADOR
|
El narrador omnisciente deja paso al narrador
dubitativo, frecuentemente en primera persona. La duda se traslada al lector
mediante el escepticismo o los titubeos del narrador.
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PUNTO DE VISTA
|
Para alejarse de lo narrado, el narrador adopta
diferentes puntos de vista: tan pronto desarrolla los hechos en calidad de
testigo o transcriptor como incorpora el monólogo interior o se documenta con la
meticulosidad del periodista o historiador.
|
TIEMPO Y ESPACIO
|
El tiempo desaparece hasta el punto de ocuparse de unos
meses, de un día o de un breve instante. Así pues, se prima el espacio,
incorporado con múltiples detalles u operando con valor simbólico, provisto
de una nueva expresividad. Lo narrativo cede paso a lo descriptivo.
Ni el tiempo ni el espacio son
lineales. El universo es relativo,
fragmentario, caótico y la novela también: saltos en el tiempo, carencia de
puntuación y párrafos, fragmentarismo, experimentación, etc.
|
ESCENARIO
|
La ciudad se convierte en el escenario por
excelencia; en ocasiones, se convierte en verdadera protagonista de la obra.
|
PERSONAJES
|
Más centrada en el personaje que en los hechos, el
protagonista es un antihéroe que se mueve desorientado y angustiado por
la ciudad. Se trata de un personaje redondo, que a veces está teñido de
autobiografismo y bajo cuya perspectiva psicológica se narra la acción,
pero que en muchas ocasiones forma parte de una masa, como en la novela
coral.
|
METALITERATURA
|
Existe una reflexión constante sobre la tarea de narrar
que, en ocasiones, da lugar a apostillas, anotaciones o trabajos críticos de los
propios creadores, pero que, en muchas otras, se incorporan a la propia novela.
|
Cuando se acerca el final del siglo XIX tiene
lugar la crisis de la novela realista: la narración objetiva de unos hechos,
ordenados cronológicamente, efectuada por un narrador omnisciente que se recrea
en la descripción exhaustiva de ambientes y personajes es puesta en cuestión.
1. NARRATIVA EN LENGUA INGLESA
http://www.cadenaser.com/articulo/cultura/Guia/perder/miedo/Ulises/Joyce/csrcsrpor/20040616csrcsrcul_1/Tes/
CAPÍTULO 6: "HADES"
El señor Bloom admiró el opulento volumen del vigilante. Todos quieren estar en buenos términos con él. Un tipo decente, John O'Connell, de buena extracción. Llaves: como el anuncio de Keyes: sin miedo de que nadie salga, sin controles de salida. Habeat corpus. Tengo que encargarme de ese anuncio después del funeral. ¿Escribí Ballsbridge en el sobre que usé para disimular cuando ella me descubrió escribiéndole a Marta? Espero que no esté tirado en la oficina de cartas sin reclamo. Estaría mejor afeitado. Barba que ya sale gris. Esa es la primer señal cuando los pelos se vuelven grises y viene el malhumor. Hilos de plata entre el gris. Imaginate ser su mujer. Me pregunto cómo tiene el tino de declararse a una muchacha. Vamos, vivamos en el cementerio. Mostrale eso. Podría emocionarla al principio. Cortejar la muerte… Sombras nocturnas rondando por aquí con todos los muertos desperezándose en los alrededores. Las sombras de las tumbas cuando los camposantos bostezan y Daniel O'Connell debe ser un descendiente supongo quién era quien solía decir decir que era un raro de raza gran católico igual como un gran gigante en la oscuridad. La luz mala. Emanaciones de las tumbas. Quiero mantener su mente fuera de esto, para poder pensar algo. Las mujeres especialmente son tan susceptibles. Uno les cuenta una historia de fantasmas en la cama para hacerlas dormir. ¿Viste un fantasma alguna vez? Bueno, yo sí. Era una noche de boca de lobo. El reloj estaba por dar las doce. Sin embargo besarían dadas las circunstancias adecuadas. Putas en tumbas turcas. Si uno las pesca de jóvenes, pueden aprender cualquier cosa. Uno podría llevarse una joven viuda por acá. A los hombres les gusta eso. Amor entre las tumbas. Romeo. Especias de placer. En el medio de la muerte estamos vivos. Ambos extremos se tocan. Tentando a los pobres muertos. El aroma de bifes a la plancha para los hambrientos royéndoles las entrañas. Ganas de vivificar gente. Molly queriéndolo hacer en la ventana. Igual tiene ocho hijos.
Ya ha visto una buena cantidad de gente ir bajo tierra en su momento, tirados a su alrededor campo tras campo. Camposantos. Más lugar si se los entierra parados. Sentados o de rodillas no se podría. ¿Parados? La cabeza podría asomar un día en algún terremoto con la mano señalando. Todo el campo debe estar panalizado: celdas oblongas. Y lo mantiene muy prolijo también: corta el pasto y los bordes. El intendente Gamble llama Monte Jerome a su jardín. Y lo es. Deben ser flores del sueño. Los cementerios chinos donde crecen tulipanes gigantes producen el mejor opio, me dijo Mastiansky. Los Jardines Botánicos están ahí mismo. Es la sangre que se hunde en la tierra la que da nueva vida. La misma idea esos judíos que dijeron haber matado al niño cristiano. Todo hombre su precio. El grueso cadáver bien preservado de un caballero, epicúreo, invaluable para un jardín frutal. Una ganga. Por la carcasa de William Wilkinson, auditor y contador, recientemente fallecido, tres libras, trece chelines con seis. Agradecido.
Me animo a decir que el suelo engordaría con el abono de cadáveres, huesos, carne, uñas, osarios. Horribles. Se vuelven verdes y rosas, se descomponen. Se pudren rápido en la húmeda tierra. Los flacos viejos son más duros. Luego como ceroso con aspecto de queso. Luego se empieza a poner negro, una melaza que se les rezuma. Luego se secan. Mariposas de la muerte. Claro que las células o lo que sean siguen viviendo. Van cambiando. Viven prácticamente para siempre. Nada para comer se comen ellas mismas.
Pero deben criar un infierno de gusanos. El suelo debe formar remolinos con ellos. Se le arremolina la cabeza a uno. Esas lindas chicas en la playa. El parece bastante contento con esto. Le da una sensación de poder ver a los demás ir bajo tierra primero. Me pregunto cuál es su mirada sobre la vida. Cuenta sus chistes, además: lo pone de lo más feliz. Aquel del boletín. Spurgeon se fue al cielo a las 4 AM esta mañana. Las 11 AM (hora de cerrar). No llegó todavía. Pedro. Los mismos muertos los tipos de alguna manera querrían oír algún chiste o las mujeres saber qué está de moda. Una pera jugosa, o un jugo de frutas para damas, caliente, fuerte y dulce. La humedad, afuera. Hay que reírse a veces así que mejor hacerlo así. Los sepultureros en Hamlet. Muestra el profundo conocimiento del corazón humano. No se anima a contar un chiste de muertos por dos años, al menos. De mortuis nil nisi prius. Primero hay que salir del duelo. Difícil imaginarse su funeral. Parece como un chiste. Leer el propio obituario dicen que uno vive más. Como que da nuevos ímpetus. Un nuevo contrato para vivir.
2. VIRGINIA WOLF Y EL CÍRCULO DE BLOOMSBURY
FRAGMENTO DE LA PELÍCULA "LAS HORAS":
http://www.youtube.com/watch?v=F0p1_HnBBYU
FRAGMENTO DE "LAS OLAS"
"El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido o cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. "
En los primeros años del siglo XX nos encontramos
con:
a) Novelistas que siguen fieles
al Realismo. Ejemplos: Pío Baroja, Blasco Ibáñez, Henry Sienkiewicz- Quo
vadis?, Edith Wharton- La edad de la inocencia, Henry James, Joseph
Conrad- El corazón de las tinieblas, Arthur Conan Doyle, Julio Verne,
H.G. Wells, Rudyard Kipling, Mark Twain.
b) Novelistas que, sin
cuestionarse los principios fundamentales del Realismo, lo superan o lo hacen
evolucionar hacia subgéneros nuevos (existencialismo, neorrealismo italiano,
realismo socialista, realismo de la posguerra española, realismo mágico, novela
histórica, etc).
c) Los novelistas que rompen
abierta y violentamente con las posiciones artísticas dominantes, poniendo el
acento en la forma y desentendiéndose de todo lo que no sea puro arte
(vanguardistas, generación perdida americana, novela experimental,
etc.).
1. NARRATIVA EN LENGUA INGLESA
1. JAMES JOYCE
El fin del Realismo mediante una obra volcada
definitivamente en la forma, donde el estilo se convierte en el protagonista
absoluto, llega sin duda con Joyce. Él es considerado el padre de la novela
contemporánea. Sus novelas, que han dado lugar a cientos de estudios
críticos e interpretaciones, tiene la ciudad de Dublín como escenario, y sobre
sus calles se va trazando una innovadora epopeya de la contemporaneidad.
Mientras que en Dublineses percibimos muerte
y pesimismo, Retrato de un artista adolescente está repleto de elementos
autobiográficos a través del protagonista, Stephen Dedalus, quien también
aparece en Ulises. Esta última obra es una de las cimas
artísticas de la literatura. El propio Joyce asistió a las interpretaciones que
la crítica hizo sobre sus personajes (Bloom, Molly y Dedalus vendrían a ser
Ulises, Penélope y Telémaco) y, sobre todo, sobre la trasposición de escenarios
y episodios de la Odisea a su novela.
Una de las claves de Ulises es el manejo
del tiempo, elemento recurrente en la narrativa contemporánea. La acción
transcurre en 24 horas, lo que da pie a exhaustivas y documentadas
descripciones, pero, especialmente, a un rápido fluir de sentimientos,
sensaciones y diálogos entre los personajes, que aun confundiéndose con la voz
narrativa (mediante la incorporación de corrientes de conciencia y monólogo
interior), manifiestan toda su complejidad psicológica y vital presentando
rasgos personales y lingüísticos propios.
http://www.cadenaser.com/articulo/cultura/Guia/perder/miedo/Ulises/Joyce/csrcsrpor/20040616csrcsrcul_1/Tes/
CAPÍTULO 6: "HADES"
El señor Bloom admiró el opulento volumen del vigilante. Todos quieren estar en buenos términos con él. Un tipo decente, John O'Connell, de buena extracción. Llaves: como el anuncio de Keyes: sin miedo de que nadie salga, sin controles de salida. Habeat corpus. Tengo que encargarme de ese anuncio después del funeral. ¿Escribí Ballsbridge en el sobre que usé para disimular cuando ella me descubrió escribiéndole a Marta? Espero que no esté tirado en la oficina de cartas sin reclamo. Estaría mejor afeitado. Barba que ya sale gris. Esa es la primer señal cuando los pelos se vuelven grises y viene el malhumor. Hilos de plata entre el gris. Imaginate ser su mujer. Me pregunto cómo tiene el tino de declararse a una muchacha. Vamos, vivamos en el cementerio. Mostrale eso. Podría emocionarla al principio. Cortejar la muerte… Sombras nocturnas rondando por aquí con todos los muertos desperezándose en los alrededores. Las sombras de las tumbas cuando los camposantos bostezan y Daniel O'Connell debe ser un descendiente supongo quién era quien solía decir decir que era un raro de raza gran católico igual como un gran gigante en la oscuridad. La luz mala. Emanaciones de las tumbas. Quiero mantener su mente fuera de esto, para poder pensar algo. Las mujeres especialmente son tan susceptibles. Uno les cuenta una historia de fantasmas en la cama para hacerlas dormir. ¿Viste un fantasma alguna vez? Bueno, yo sí. Era una noche de boca de lobo. El reloj estaba por dar las doce. Sin embargo besarían dadas las circunstancias adecuadas. Putas en tumbas turcas. Si uno las pesca de jóvenes, pueden aprender cualquier cosa. Uno podría llevarse una joven viuda por acá. A los hombres les gusta eso. Amor entre las tumbas. Romeo. Especias de placer. En el medio de la muerte estamos vivos. Ambos extremos se tocan. Tentando a los pobres muertos. El aroma de bifes a la plancha para los hambrientos royéndoles las entrañas. Ganas de vivificar gente. Molly queriéndolo hacer en la ventana. Igual tiene ocho hijos.
Ya ha visto una buena cantidad de gente ir bajo tierra en su momento, tirados a su alrededor campo tras campo. Camposantos. Más lugar si se los entierra parados. Sentados o de rodillas no se podría. ¿Parados? La cabeza podría asomar un día en algún terremoto con la mano señalando. Todo el campo debe estar panalizado: celdas oblongas. Y lo mantiene muy prolijo también: corta el pasto y los bordes. El intendente Gamble llama Monte Jerome a su jardín. Y lo es. Deben ser flores del sueño. Los cementerios chinos donde crecen tulipanes gigantes producen el mejor opio, me dijo Mastiansky. Los Jardines Botánicos están ahí mismo. Es la sangre que se hunde en la tierra la que da nueva vida. La misma idea esos judíos que dijeron haber matado al niño cristiano. Todo hombre su precio. El grueso cadáver bien preservado de un caballero, epicúreo, invaluable para un jardín frutal. Una ganga. Por la carcasa de William Wilkinson, auditor y contador, recientemente fallecido, tres libras, trece chelines con seis. Agradecido.
Me animo a decir que el suelo engordaría con el abono de cadáveres, huesos, carne, uñas, osarios. Horribles. Se vuelven verdes y rosas, se descomponen. Se pudren rápido en la húmeda tierra. Los flacos viejos son más duros. Luego como ceroso con aspecto de queso. Luego se empieza a poner negro, una melaza que se les rezuma. Luego se secan. Mariposas de la muerte. Claro que las células o lo que sean siguen viviendo. Van cambiando. Viven prácticamente para siempre. Nada para comer se comen ellas mismas.
Pero deben criar un infierno de gusanos. El suelo debe formar remolinos con ellos. Se le arremolina la cabeza a uno. Esas lindas chicas en la playa. El parece bastante contento con esto. Le da una sensación de poder ver a los demás ir bajo tierra primero. Me pregunto cuál es su mirada sobre la vida. Cuenta sus chistes, además: lo pone de lo más feliz. Aquel del boletín. Spurgeon se fue al cielo a las 4 AM esta mañana. Las 11 AM (hora de cerrar). No llegó todavía. Pedro. Los mismos muertos los tipos de alguna manera querrían oír algún chiste o las mujeres saber qué está de moda. Una pera jugosa, o un jugo de frutas para damas, caliente, fuerte y dulce. La humedad, afuera. Hay que reírse a veces así que mejor hacerlo así. Los sepultureros en Hamlet. Muestra el profundo conocimiento del corazón humano. No se anima a contar un chiste de muertos por dos años, al menos. De mortuis nil nisi prius. Primero hay que salir del duelo. Difícil imaginarse su funeral. Parece como un chiste. Leer el propio obituario dicen que uno vive más. Como que da nuevos ímpetus. Un nuevo contrato para vivir.
2. VIRGINIA WOLF Y EL CÍRCULO DE BLOOMSBURY
Coetánea de Joyce, fue el centro de un grupo
de intelectuales progresistas y escépticos (el Círculo de Bloomsbury) que
perseguía el placer estético y el conocimiento a través de la creación
(E.M.Foster, T.S. Eliot, Bertrand Russell, M. Keynes).
En la novela de Virginia Woolf se percibe una gran
intensidad lírica aprehendida mediante la dispersión de elementos evocadores
(paisajes, objetos, recuerdos, intervenciones de los personajes). Lo que queda
no es la trama, sino el “halo luminoso”. Todas las experiencias sensoriales se
acumulan y determinan una percepción diferente, muy cercana a la poesía. Es
comprensible, por tanto, que el monólogo interior y las corrientes de
conciencia, tanto como la mezcla de pasado, presente y futuro, aparezcan en sus
mejores obras (Al faro, Las olas, Entre los actos, etc.)
Además de Joyce y Virginia Woolf, hay que destacar a D.H. Lawrence (El amante de lady Chatterley), George Orwell (1984, Rebelión en la granja), Aldous Huxley (Un mundo feliz) o a los fundadores del círculo de Inklings, J.R. Tolkien (El señor de los anillos) y C.S. Lewis (Crónicas de Narnia).
Además de Joyce y Virginia Woolf, hay que destacar a D.H. Lawrence (El amante de lady Chatterley), George Orwell (1984, Rebelión en la granja), Aldous Huxley (Un mundo feliz) o a los fundadores del círculo de Inklings, J.R. Tolkien (El señor de los anillos) y C.S. Lewis (Crónicas de Narnia).
FRAGMENTO DE LA PELÍCULA "LAS HORAS":
http://www.youtube.com/watch?v=F0p1_HnBBYU
FRAGMENTO DE "LAS OLAS"
"El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido o cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. "
2. NARRATIVA EN LENGUA FRANCESA
3. MARCEL PROUST
La novela psicológica ya había sido apuntada por
los grandes maestros del siglo XIX: Stendhal, Zola y, sobre todo, Dostoievski
habían trazado un camino de ineludible tránsito para los narradores de las
primeras décadas del siglo XX, y sólo los vanguardistas osaban apartarse hacia
sendas inexploradas. Así, la irrupción de un novelista adinerado, caprichoso,
enfermizo y refinado como Proust no fue, en principio, tomada muy en serio.
No obstante, Marcel Proust estaba llamado a consagrar
su vida a la redacción de una de las grandes obras de todos los tiempos,
En busca del tiempo perdido. Novela-río por excelencia, la
trama gira en torno a un narrador que en el primer volumen ya plantea la
alternativa de dos senderos, el de Germantes (la aristocracia) y el de Méséglise
o de los Swan (la pasión amorosa). Asistido en su formación por un artista y por
un músico, el narrador va desarrollando un enorme monólogo interior en
primera persona, técnica muy adecuada para indagar en la complejidad
psicológica de los personajes y que le permite aportar multitud de elementos
autobiográficos. No es, sin embargo, una novela centrada en la trama o en los
personajes: la obra recrea un universo completo. En el último volumen compara su
proceso de creación con el de una catedral gótica, cuyos planos iniciales van
cambiando su laberíntica estructura a medida que avanza la construcción. Los
mecanismos que utiliza para ello (minuciosas descripciones, incorporación de
sensaciones y recuerdos, periodos sintácticos inusualmente largos y complejos)
convierten su lectura en una tarea indudablemente ardua.
Las acciones se van presentando como los distintos
elementos de una sinfonía para conformar una realidad literaria única. Coincide
con el impresionismo en la caracterización de los personajes de manera
fragmentaria a través de sus gustos, aficiones y hábitos o mediante la
interpolación de evocaciones.
Tal vez sea el concepto de evocación el que
mejor defina la obra: se evocan olores, sabores, colores, sensaciones, formas,
entregándose a la memoria sensorial, más que a la reflexión, para mostrar esa
realidad del presente-pasado. Asistimos, en definitiva, a un experimento
filosófico emparentado con las teorías sobre el conocimiento y la memoria de
Bergson o con la recuperación de parcelas del subconsciente de Freud.
"En busca del tiempo
perdido"
1. Por el camino de Swann
1. Por el camino de Swann
Claro que
Swann no tenía conciencia directa de lo grande de ese amor. Cuando quería
medirlo le parecía a veces empequeñecido, casi reducido a la nada; por ejemplo,
lo poco que le atraían, casi la repulsión que le inspiraban, los rasgos
fisonómicos de Odette antes de que se enamorara de ella, y que volvía a sentir
algunos días. «Verdaderamente, voy progresando», decía; «ayer no sacaba ningún
gusto de estar en su cama, es curioso; y hasta me parecía fea.» Y era sincero,
sí; pero su amor iba bastante más allá de las regiones del deseo físico. Y no
entraba en él, por mucho, la persona de Odette. Cuando sus miradas tropezaban
con la fotografía de Odette que tenía encima de la mesa, o cuando la propia
Odette iba a verlo, le costaba trabajo identificar la figura de carne o de
cartulina con la preocupación dolorosa y constante que en su seno sentía.
Exclamaba con asombro: «¡Es ella!»; como si de repente nos mostraran
exteriorizada, ahí delante de nosotros, una enfermedad que padecemos, y no la
encontráramos parecida a la nuestra. «¡Ella!» Swann se preguntaba qué era eso de
«¡ella!», porque guarda mucha mayor semejanza con el amor y con la muerte que
esas cosas que tanto se repiten, el interrogar, cada vez más, por miedo a que se
nos escape, el misterio de la personalidad. Y aquella enfermedad amorosa de
Swann se había multiplicado tanto, se enlazó tan íntimamente a todas las
costumbres de Swann, a sus actos, a su pensamiento, a su salud, a su sueño, a su
vida, a lo que deseaba para después de la muerte, que ya no formaba más que un
todo con él, que no era posible arrancársela sin destruirlo a él, o, para
decirlo en términos de cirugía, su amor ya no era
operable.
3. NARRATIVA EN LENGUA ALEMANA
4. THOMAS MANN
En la Alemania industrial y militarizada de principios
del siglo XX la técnica expresionista domina la pintura, el cine y la
producción novelística de escritores como Kafka, Herman Hesse, Robert Musil,
Ivan Goll, etc.
Ciertos sectores de la crítica literaria sitúan a la
obra de Thomas Mann, por su perfeccionismo y por sus ataques a la vanguardia más
atrevida, como el estertor de la novela burguesa; sin embargo, es
evidente que este autor es uno de los grandes innovadores de la novela, si bien
su propuesta no se centra en la experimentación lingüística como la de Joyce o
Proust, sino en la incorporación de la reflexión a la narración. Thomas
Mann rechaza un arte deshumanizado que carezca de compromiso con
la realidad, incluida la realidad propia que soporta lo soñado y lo anhelado.
Desde su primera novela, Los Buddenbrook, existe
una análisis preciso del hombre burgués de su tiempo, en tensión con la sociedad
y consigo mismo. Esa tensión llega también a Muerte en Venecia o
Doctor Faustus, y descubrimos que se repite la reflexión por el papel
del artista y la indagación en su compleja psicología, el eterno debate
entre arte y vida. Entre sus grandes obras es La montaña mágica la
más destacable, tanto por la profundidad de sus indagaciones filosóficas
(tiempo, muerte, dolor, pasión, etc.) como por la pulcritud de su lenguaje; en
ella se incorporan elementos simbólicos y se adopta un punto de vista distante e
irónico, dejando el peso de la acción al diálogo. Puede considerarse una novela
total.
La montaña mágica: En la novela se da a menudo la exposición y
confrontación de las ideas de los personajes sobre diversos temas, con
frecuencia profundos. Pero el paradigma de discusión filosófica lo mantiene Hans
con dos personajes: Settembrini y Naphta, que dialogan entre ellos y con el
protagonista, y que tienen temperamentos e ideas muy distintos, casi siempre
opuestos. A lo largo de muchas páginas estos dos personajes discurren sobre
política, filosofía, historia, arte o religión:
–La guerra –exclamó Settembrini–. Incluso la guerra, señores, se ha visto ya obligada a servir al progreso, como sin duda admitirán si recuerdan ciertos acontecimientos de su época preferida; me refiero a las Cruzadas. Estas guerras civilizadoras favorecieron acertadamente el mundo de las relaciones económicas y comerciales entre los pueblos y reunieron a la humanidad occidental bajo el signo de una idea.
–Se muestra muy tolerante con la idea. Quiero, pues, rectificar sus palabras cortésmente informándole de que las Cruzadas, al margen del impulso que dieron al comercio, ejercieron una influencia que no tiene nada de internacional; por el contrario, enseñaron a los pueblos a distinguirse entre ellos, y fomentaron el desarrollo de la idea del Estado nacional.
–Muy exacto, en lo que se refiere a las relaciones del pueblo con el clero. Sí, en aquellos tiempos el sentimiento del honor del Estado nacional comenzó a fortificarse, saliendo al paso de la presunción jerárquica…
5. FRANZ KAFKA
Franz
Kafka nace el 3 de julio de 1883 en Praga, en una familia judía. Su
padre regentaba desde 1882 un negocio de mercería que transformaría más
tarde en unos grandes almacenes que le dieron reputación de ciudadano
respetable. Aunque su idioma materno fue el alemán, Kafka aprendió
también el checo. Estudió Derecho en la Universidad de Praga. Después de
sus estudios, en 1907 ingresó como pasante en una agencia italiana de
seguros; fue entonces cuando comenzó a escribir. Al año siguiente obtuvo
un contrato fijo en otra agencia. En 1917 se le diagnosticó
tuberculosis, lo que le obligó a mantener frecuentes periodos de
convalecencia.
Fundamental en su vida es la relación con su autoritario padre.
En la intimidad, éste no dejó nunca de menospreciar a su hijo. De ese
conflicto declaró el propio Kafka que procedía toda su obra, incluyendo
su célebre Carta al padre, nunca publicada en vida. También fue determinante su relación tormentosa con varias mujeres.
En 1923 se trasladó a Berlín, con la esperanza de distanciarse de su
familia y centrarse en su obra; se reunió con Dora Diamant, una joven de
25 años descendiente de una familia judía ortodoxa, que había huido de
su pueblo natal, a la que había conocido en el verano del mismo año. El
estado de salud de Kafka empeoró sensiblemente en años posteriores con
el avance de la enfermedad. Tras estancias en sanatorios y un tiempo en
Berlín, regresó a Praga y posteriormente fue internado en un sanatorio
cerca de Viena para recibir tratamiento. Murió en el sanatorio el 3 de
junio de 1924. Su cuerpo fue llevado a Praga, donde fue enterrado.
Kafka sólo publicó algunas historias cortas durante toda su vida,
una pequeña parte de su trabajo, por lo que su obra pasó prácticamente
inadvertida hasta después de su muerte. Con anterioridad a su
fallecimiento, dio instrucciones a un amigo de que destruyera todos sus
manuscritos, pero éste no hizo caso y supervisó la publicación de la
mayor parte de los escritos que obraban en su poder. La compañera final
de Kafka, Dora Diamant, cumplió sus deseos, pero tan solo en parte, pues
guardó en secreto la mayoría de sus últimos escritos, incluyendo 20
cuadernos y 35 cartas, hasta que fueron confiscados por la Gestapo en
1933. Actualmente prosigue la búsqueda de estos papeles a escala
internacional.
Estas
circunstancias, junto a la obsesiva autoexigencia del autor, explican
el escaso número de obras de Kafka publicadas en vida: La condena (1912), En la colonia penitenciaria (1914), La metamorfosis (1915) y las colecciones de relatos Contemplación (1913) y Un médico rural (1917), además de numerosas cartas. Tras su muerte se publican sus novelas extensas El proceso (1925), El castillo (1926) y América (1927); estas dos últimas inconclusas.
La metamorfosis ha tenido numerosas interpretaciones;
entre las más obvias están las referidas al trato de una sociedad
autoritaria y burocrática hacia el individuo diferente, donde éste queda
aislado e incomprendido ante una maquinaria institucional abrumadora y
monótona que ni él comprende ni ésta lo comprende a él. Otros temas son
la soledad de las relaciones rotas y las esperanzas desesperadas y poco
realistas que crea tal aislamiento. Algunos autores han querido ver
también en esta historia una alegoría de las diversas actitudes que toma
el ser humano ante la enfermedad grave e irreversible y cómo, a pesar
de todo, la vida continúa.
En
su obra, a menudo el protagonista se enfrenta a un mundo complejo, que
se basa en reglas desconocidas que nunca llega a comprender. El adjetivo kafkiano se utiliza precisamente para describir situaciones similares. Sus temas
son recurrentes: el conflicto generacional entre padres e hijos, la
imposibilidad de realizarse como individuos en una sociedad gobernada
por el azar y la relación del hombre con un poder absurdo, anticipo del
horror de los totalitarismos que surgirían poco después en Europa.
Los escritos de Kafka pronto comenzaron a
despertar el interés del público y a obtener alabanzas por parte de la
crítica, lo que posibilitó su pronta divulgación, hasta el punto de que
marcaría el proceso posterior de la literatura del siglo XX.
La mayoría de los escritores y críticos del siglo XX han hecho
referencias a su figura. Ha habido multitud de estudiosos que han
intentado encontrarle sentido a su obra, interpretándola en función de
todos los puntos de vista posibles: filosófico, literario,
psicoanalítico, religioso o sociológico. En cualquier caso, se trata de
una de las figuras capitales de la literatura y de la cultura
contemporáneas.
En cuanto a la relación del autor con otras manifestaciones artísticas, la más importante es su papel como precursor del existencialismo.
Se trata de una de las corrientes filosóficas y literarias más
importantes del siglo XX. Se caracteriza por la idea de que la única
realidad del hombre es su existencia y que, por tanto, está abocado a la
muerte. La vida es absurda porque carece de un sentido trascendente.
Esto conlleva un sentimiento de angustia y desolación.
El
existencialismo alcanza su máxima importancia tras la II Guerra
Mundial, en Francia, con autores como Sartre o Camus. Algunos de los
temas o símbolos de estos autores están directamente vinculados a Kafka,
y especialmente a La metamorfosis: es el caso de La náusea de Sartre, o el extrañamiento del protagonista de El extranjero
de Camus, que recuerdan a la inexplicada transformación de Gregorio
Samsa y su aislamiento familiar y social. Ideas y sentimientos como la
culpa, la vergüenza, la condena o el absurdo, típicos del
existencialismo, se encuentran ya en Kafka.
También puede relacionarse al autor con otros movimientos de vanguardia contemporáneos: la importancia de lo onírico, la sensación de vivir un sueño, recuerda a los planteamientos del surrealismo. Por otra parte, la deformación de la realidad hasta extremos grotescos es similar a la estética del expresionismo, movimiento al que ha sido frecuentemente vinculado.
4. LA GENERACIÓN PERDIDA AMERICANA
Tras las dos primeras décadas del siglo en EEUU se
impone el american way of life, basado en el consumo individual incitado
por la publicidad. Norteamérica se exhibía como el escaparate de las libertades,
el éxito y el bienestar, mientras que en sus ciudades el esplendor capitalista se
enfrentaba a enormes bolsas de pobreza y delincuencia. Para los escritores y
artistas americanos resultaba más atractivo, sin duda, el París recién
salido de la Guerra Mundial, en el que existían dos centros de reunión
incontestables: la casa de Gertrude Stein y la librería Shakespeare
& Co. Allí podía verse a Picasso, André Gide o Paul Valéry junto con
Ezra Pound, Hemingway, Scott Fitzgerald, Dos Passos… Stein los bautizó
con el nombre de la “generación perdida”.
Hemingway, Scott Fitzgerald, Dos Passos, William
Faulkner y John Steinbeck son los promotores de una nueva estética narrativa
dentro de la literatura americana. La crisis moral de su país de origen les
llevó a romper con el Realismo y a incorporar las innovaciones estéticas del
arte europeo (en sus novelas, el narrador se convierte en un mero testigo
que finge saber tan poco de los personajes como el propio lector, igual que en
el neorrealismo italiano o en el Nouveau roman francés); aún más, su
conciencia de la inutilidad de la guerra y de la gran falacia del mundo moderno
les empujó a la acción política directa y a la aventura
existencial.
Fue el primero en publicar en Europa
algunos relatos breves en los que ya se vislumbraba su forma de escritura,
basada en la economía expresiva y de sentimiento. Combinó sus reportajes
periodísticos con la literatura, emulando la tradición americana del
muckraker, en la que a través de novelas reportaje se denuncia un sistema
social despiadado con el individuo. Desde Francia, viajó intermitentemente a
España atraído por las esperanzas republicanas y por nuestra cultura.
Fiesta se desarrolla en la Pamplona de los San Fermines, y en ella
encontramos el extravío vital característico de sus personajes, que debe
ser combatido a base de sufrimiento y aventura. Sus densas
descripciones, el distanciamiento de los personajes por medio del
diálogo, los periodos sintácticos breves y el autobiografismo
reaparecen en Adiós a las armas, Muerte en la tarde, Por quién doblan las
campanas o El viejo y el mar.
Texto de El viejo y el mar: El pez tira con fuerza de la embarcación y la
remolca varios kilómetros mar adentro. Santiago no tiene fuerza para sacarlo,
pero lucha por no perder el pez: tiene la determinación de capturarlo a toda
costa, pese a que con ello pone su vida en peligro, porque lleva muchos días sin
conseguir nada; es su última oportunidad. Tras muchas horas, el viejo desfallece
de sed y cansancio, sin embargo admira la determinación del
pez:
Sintió nuevamente un vahído, pero siguió aplicando
toda la presión de que era capaz al gran pez. «Lo he movido –pensó–. Quizá esta
vez pueda virarlo. Tirad, manos –pensó–. Aguantad firmes, piernas. No me falles,
cabeza. No me falles. Nunca te has dejado llevar. Esta vez voy a virarlo.»
Pero cuando puso en ello todo su esfuerzo empezando a bastante distancia antes de que el pez se pusiera a lo largo del bote y tirando con todas sus fuerzas, el pez se viró en parte y luego se enderezó y se alejó nadando.
–Pez –dijo el viejo–. Pez, vas a tener que morir de todos modos. ¿Tienes que matarme también a mí?
«De ese modo no se consigue nada», pensó. Su boca estaba demasiado seca para hablar, pero ahora no podía alcanzar el agua. «Esta vez tengo que arrimarlo –pensó–. No estoy para eso y mucho más.»
En la siguiente vuelta estuvo a punto de vencerlo. Pero de nuevo el pez se enderezó y salió nadando lentamente.
«Me estás matando, pez –pensó el viejo–. Pero tienes derecho. Hermano, jamás en mi vida he visto cosa más grande, ni más hermosa, ni más tranquila ni más noble que tú. Vamos, ven a matarme. No me importa quién mate a quién.»
«Ahora se está confundiendo la mente –pensó–. Tienes que mantener tu cabeza despejada. Mantén tu cabeza despejada y aprende a sufrir como un hombre. O como un pez», pensó.
Pero cuando puso en ello todo su esfuerzo empezando a bastante distancia antes de que el pez se pusiera a lo largo del bote y tirando con todas sus fuerzas, el pez se viró en parte y luego se enderezó y se alejó nadando.
–Pez –dijo el viejo–. Pez, vas a tener que morir de todos modos. ¿Tienes que matarme también a mí?
«De ese modo no se consigue nada», pensó. Su boca estaba demasiado seca para hablar, pero ahora no podía alcanzar el agua. «Esta vez tengo que arrimarlo –pensó–. No estoy para eso y mucho más.»
En la siguiente vuelta estuvo a punto de vencerlo. Pero de nuevo el pez se enderezó y salió nadando lentamente.
«Me estás matando, pez –pensó el viejo–. Pero tienes derecho. Hermano, jamás en mi vida he visto cosa más grande, ni más hermosa, ni más tranquila ni más noble que tú. Vamos, ven a matarme. No me importa quién mate a quién.»
«Ahora se está confundiendo la mente –pensó–. Tienes que mantener tu cabeza despejada. Mantén tu cabeza despejada y aprende a sufrir como un hombre. O como un pez», pensó.
7. F. SCOTT FITZGERALD
Su talento literario le otorgó un rápido éxito
entre críticos y lectores, éxito que le llevó a una vida de lujo, opulencia y
alcohol que acabaría con su vida mientras buscaba trabajo como guionista en
Hollywood. En sus cinco novelas (El gran Gatsby) y sus numerosos
relatos mitificó los años 20 del jazz, el dinero, el placer y el arte.
8. JOHN DOS PASSOS
Es el escritor más atrevido en lo
que se refiere a las innovaciones técnicas: en Manhattan Transfer
la ciudad es el verdadero protagonista. Camilo José Cela emulará en La
colmena muchos rasgos formales de la novela de Dos Passos: la
fragmentación, el encadenamiento de acciones a través de trucos de
montaje cinematográfico, la descripción desde diversos planos, la
simultaneidad de acciones que leemos en progresión… En la trilogía
USA, vuelve a utilizar esas técnicas y a convertir la caótica Nueva York
en protagonista de sus novelas.
9. JOHN STEINBECK
10. WILLIAM FAULKNER
El más influyente de todos los novelistas
americanos fue el que menos tiempo estuvo en París y el que no se relacionó con
el mundo de las letras, encerrado en su casa sureña durante años: William
Faulkner. Creó el imaginario condado de Yoknapatawpha y lo pobló de
personajes y referencias que entran y salen de sus novelas para completar una
mitología particular, un mundo simbólico que, como ha reconocido García
Márquez, ejerce un magisterio ineludible en los “lugares míticos” creados por
novelistas posteriores (Macondo, de García Márquez; Comala, de Juan Rulfo; Región,
de Juan Benet).
Faulkner ejerce como puente entre Joyce y los
novelistas de la segunda mitad de siglo. Destaca por su estilo lento y
cuidado, donde se suceden las cláusulas subordinadas y la linealidad cronológica
se rompe para enlazar el presente y el pasado. En sus principales novelas
despliega un catálogo de indagaciones sobre voces narrativas y puntos de
vista:
- El ruido y la furia:
en esta novela aparecen cuatro narradores.
- Mientras
agonizo: monólogo interior de más de diez personajes.
- Absalón,
Absalón: el lector debe reconstruir la historia.
5. LA NOVELA EXISTENCIALISTA
Las producciones literarias ligadas al pensamiento
existencialista suelen situarse después de la Segunda Guerra Mundial , pero,
aunque su formulación filosófica sea tardía, el existencialismo se origina en el
siglo XIX, al entrar en crisis el idealismo hegeliano. Filósofos como
Kierkegaard (1813-1855) plantean una percepción pesimista de la
existencia: Kierkegaard instaura una línea de pensamiento que se
fundamenta en el estudio del hombre como ser individual y concreto, que adquiere
conciencia de sí mismo y, por tanto, de su existencia en el momento en que ha de
actuar y tomar decisiones, pues su existencia no viene predeterminada. El hombre
siempre puede elegir entre diversas posibilidades de comportamiento: la libertad
es una condición humana permanente que las situaciones límite ponen de
manifiesto.
Martin Heiddeger (1889-1976) sostiene que el
hombre procede de la nada, y la muerte, su destino final, remite a ella. No hay
valores eternos donde acogerse: el ser humano ha de realizarse a sí mismo. El
ser humano adquiere así una libertad que, en lugar de provocar una sensación de
bienestar, crea angustia y desesperación.
El existencialismo no es solo una filosofía, sino una
expresión de la crisis espiritual del siglo XX.
11. JEAN-PAUL SARTRE
Es el prototipo del escritor que intenta dar sentido
a la vida mediante la acción. Según Sartre, es al hombre al que le
corresponde buscar un objetivo vital contando únicamente con sus recursos, lo
que excluye a Dios. El hombre debe ejercer en libertad una acción que le
comprometa consigo mismo y con los demás, sin reparar en prejuicios morales o
religiosos. Entre sus obras, destacan La náusea (1938), Los caminos de
la libertad y Las palabras.
12. ALBERT CAMUS
A pesar de su militancia anarquista y sus
intervenciones humanitarias y políticas, fue acusado desde el círculo de Sartre
de mantener una rebeldía puramente estética y de retirarse de la lucha social,
lo que molestó al escritor. Para muchos es Albert Camus el que más talento
literario muestra, destacando por un estilo elegantemente sobrio.
Su obra maestra, El extranjero (1942), es un
relato en primera persona y en estilo indirecto, con periodos sintácticos muy
cortos que le confieren un dinamismo asombroso, pero también una aparente
frialdad consecuente con el carácter del protagonista: un hombre frío, condenado
por asesinato, que deja al descubierto la hipocresía de una sociedad que solo
juzga las apariencias.
El protagonista es condenado a morir guillotinado. La sentencia es asumida con naturalidad: Meursault manifiesta una total indiferencia por su propio destino. Ni siquiera trata de decir algo en el juicio en su defensa. Sin miedo ni esperanza, ni siquiera se aferra a la posibilidad de ser indultado. Se niega a recibir al capellán, con el que al final incluso discute, y acepta su muerte:
El protagonista es condenado a morir guillotinado. La sentencia es asumida con naturalidad: Meursault manifiesta una total indiferencia por su propio destino. Ni siquiera trata de decir algo en el juicio en su defensa. Sin miedo ni esperanza, ni siquiera se aferra a la posibilidad de ser indultado. Se niega a recibir al capellán, con el que al final incluso discute, y acepta su muerte:
Durante toda la jornada había mi petición de indulto. Creo haber aprovechado al máximo esa idea. Calculaba sus consecuencias y obtenía de mis reflexiones un óptimo rendimiento. Partía siempre de la suposición más negativa: mi petición era rechazada. «Pues bien, habré de morir.» Antes que otros, era evidente. Pero todo el mundo sabe que la vida no vale la pena de ser vivida. No ignoraba, en el fondo, que morir a los treinta o a los setenta años no tiene gran importancia porque, naturalmente, en ambos casos, otros hombres y otras mujeres vivirán, y así durante miles de millones de años. Nada resultaba más evidente, en realidad. Era siempre yo el que moría, ahora o dentro de veinte años. En ese momento, lo que me molestaba un poco en mi razonamiento era el brinco terrible que sentía en mí al pensar en veinte años de vida por venir. Pero no tenía más que ahogar esos pensamientos imaginando lo que estos serían cuando, de todos modos, la hora hubiese de llegar. Desde el momento en que se muere, el cómo y el cuándo no importan, es evidente. Así (y lo difícil era no perder de vista todos los razonamientos que ese «así» representaba), así, debía yo aceptar que mi petición fuese recusada
6. LA NOVELA NEORREALISTA ITALIANA
Como reacción a las vanguardias, en la década de los
30 se reclama un arte más humano, comprometido y social. El “nuevo
romanticismo” en España, el “realismo socialista” de la URSS o la “nueva
objetividad” de Alemania representan una vuelta a la narrativa realista. En
Italia, Arnaldo Bocelli comienza a hablar de neorrealismo al
analizar la obra de pintores, artistas y cineastas convencidos de la necesidad
de reflejar una Italia recién salida de la propaganda fascista.
En el cine destacan directores como
Rossellini, de Sica, Visconti, Fellini, Antonioni, etc. Dentro de la
literatura, cabe mencionar a Alberto Moravia (Los indiferentes,
Mascarada), Elio Vittorini (Conversaciones en Sicilia),
Cesare Pavese e Italo Calvino.
CORRIENTES NARRATIVAS POSTERIORES A LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Progresivamente, la novela vuelve a basarse en la
trama, más que en la experimentación formal, debido, en parte, a un
ascenso inédito de la industria editorial. El mercado, que demanda y
oferta historias, se globaliza: las novelas se traducen inmediatamente, la
industria del cine aprovecha las novelas de manera cada vez más automática y
comercial, la cultura es accesible a más personas, etc. Los escritores se
multiplican y la novela es, además de un producto artístico y cultural, un
bien de consumo, lo que hace muy difícil su clasificación.
NOUVEAU ROMAN
|
Desaparece el narrador, los personajes y la intriga:
todo debe reducirse a la descripción de lo observado y a la presentación
sistemática y sin afectividad de los actos y objetos que conforman la
realidad.
Alain Gobbe-Grillet, Michel Dutor,
Margarite Duras, Cluade Simon.
|
NOVELA DE
MISTERIO
|
Dashiell Hammet, Raymond Chandler,
Boris Vian, Agatha Christie, Patricia Highsmith, Le Carré, Graham Greene.
|
NARRATIVA
BEAT
|
En los años 50, renace el sueño americano, una ola de
conservadurismo anticomunista asola Hollywood con su célebre “caza de brujas” y
surge un grupo de jóvenes que alzan la voz contra esta situación: Jack
Kerouac (On the road) y William Burroughs (Nova Express, El
almuerzo desnudo, Ciudades de la noche roja, El lugar de los caminos muertos,
Tierras de Occidente).
|
EL NUEVO PERIODISMO
|
Truman Capote: Desayuno con diamantes, A
sangre fría. Tom Wolfe, Norman Mailer, Hunter S.
Thompson.
|
LA NOVELA HISTÓRICA
|
Robert Graves: Yo, Claudio. Margarite
Yourcenar: Memorias de Adriano. Umberto Eco: El nombre de
la rosa. Naguib Mahfouz, Noah Gordon,
Pérez-Reverte.
|
NARRATIVA FANTÁSTICA
|
William Golding (El señor de las moscas),
Anthony Burguess (La naranja mecánica), Philip K. Dick
(¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?). Isaac Asimov
(Robot), Arthur C. Clarke (2001: Odisea en el espacio).
|
NARRATIVA HISPANOAMERICANA
|
García Márquez, Ernesto Sábato, Onetti, Vargas Losa,
Miguel Ángel Asturias, Roa Bastos, Lezama Lima, Julio Cortázar, etc.
|
NARRATIVA CRÍTICA
CONTEMPORÁNEA
|
John Irving, Paul Auster, Philip
Roth, Günter Grass, Saramago, Tabucchi, Kundera, Doris Lessing, Coetzee, etc.
|
FRAGMENTOS DE PELÍCULAS:
DOLCE VITA: http://www.youtube.com/watch?v=GKN1T3K1idg
DESAYUNO CON DIAMANTES: http://www.youtube.com/watch?v=yDddAKtELZ8
LA NARANJA MECÁNICA: http://www.youtube.com/watch?v=enwnM8vMkws
BLADE RUNNER: http://www.youtube.com/watch?v=KPcZHjKJBnE&feature=fvst
2001, ODISEA EN EL ESPACIO: http://www.youtube.com/watch?v=PfQ9QGgptns